26 de noviembre de 1911: Julieta Lanteri vota en elecciones municipales de la ciudad de buenos aires
1911-2008.-
Julieta sacó del ropero su traje blanco, el de las grandes ocasiones.
Se vistió y revisó su cartera. No faltaba nada, tenía todos sus «papeles».
Allí tenía en sus manos la Carta de Ciudadanía Argentina que hasta ese momento sólo había logrado Mariana Chertkoff.
Resonaban aún en sus oídos las palabras del Fiscal de Cámara, Horacio Rodríguez Larreta, que se pronunció a su favor con el argumento de que “ni la Constitución Nacional ni la ley limitaban el derecho de naturalización en razón de sexo”.
La Cámara Federal se pronunció en igual sentido.
Julieta y María Barreda, la primera abogada argentina, salieron del tribunal sabiendo que habían ganado la primera batalla.
También tenía la papeleta que la habilitaba a votar en las elecciones de renovación del Concejo Deliberante.
Había sido fácil obtenerla: italiana naturalizada argentina, vecina de Buenos Aires, pagaba sus impuestos como médica y nada decían aún las leyes del municipio sobre el sexo de los votantes.
Julieta Lanteri estaba nerviosa pero feliz. Hizo la fila en el atrio de la iglesia de San Juan, ante la mirada socarrona de los varones, risas, codazos y comentarios en voz baja.
Tiempo después, el Concejo Deliberante se encargó de que ninguna mujer volviera a votar. La nueva Ley de Empadronamiento dejaba bien claro que sólo votarían quienes tuvieran sus certificados del servicio militar, que obviamente sólo hacían los hombres.
Tuvieron que pasar 36 años de luchas feministas para que todas las mujeres pudieran hacerlo.