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Sexualidad

La ESI en la Ciudad

Les dejo esta interesante nota sobre la Educación Sexual Integral en la Ciudad de Buenos Aires, escrita por Luciana Peker para Las/12 y publicada el pasado 21 de septiembre.

Con nosotres, no

Educacion | Un proyecto de ley que intenta ampliar la Educación Sexual Integral (ESI) se transformó en la nueva campaña de los grupos antiderechos que ahora reclaman la propiedad privada sobre sus hijos e hijas para que nadie “se meta” en su educación, intentando quitarles un derecho que les pertenece. La ministra de Educación porteña Soledad Acuña, sin embargo, advierte que la ley se tiene que cumplir y que esa no es decisión de padres o madres. En la práctica, una encuesta revela que el 78 por ciento de los y las docentes de CABA trabajó la ESI durante 2017.
Imagen: Joaquín Salguero

La Educación Sexual Integral es una ley, no una opción, ni un debate. Pero, frente al embate de sectores conservadores que pretenden derogar la obligación de enseñar en colegios privados y públicos, laicos y religiosos, desde el jardín de infantes y hasta el nivel terciario las herramientas para prevenir y detectar el abuso sexual en la infancia; el embarazo no buscado; la discriminación a lesbianas, gays, travestis y trans; los trastornos alimentarios derivados de estereotipos de belleza y la violencia de género en los noviazgos (entre otras cosas), se convoca a defender la Educación Sexual Integral, el 4 de octubre, en el Congreso de la Nación, a doce años de la aprobación de la norma.

En el debate sobre la Interrupción Voluntaria del Embarazo los argumentos conservadores se llenaban la boca con que el aborto no era necesario, que lo que se necesitaba era promover la educación sexual (así lo dijo Mirtha Legrand en su pelea televisiva con Jimena Barón en donde repetía que estaba en contra del aborto y a favor de la educación sexual, pero que los abusos sexuales en la Iglesia no eran graves porque “eso paso siempre”). Sin embargo, una vez frenada la ley, los sectores reaccionarios, en la misma clave que grupos evangélicos y conservadores en Latinoamérica y Europa, pretenden frenar o no cumplir con la ley 26.150 de Educación Sexual Integral (ESI).

Sus lemas son “Con mis hijos no te metas” y “Los hijos son de los padres”. No son palabras sueltas, sino copiadas y pegadas de agrupaciones religiosas y transfóbicas de España, Brasil, Colombia y Perú. Intentan hacer retroceder el gran logro de la ESI: derribar la idea de propiedad privada de niños y niñas. Ahora los padres y las madres no pueden decidir que sus hijos e hijas no reciban Educación Sexual Integral (aunque están llegando cartas a escuelas para que determinados chicos y chicas no asistan o se retiren de clases con contenido de ESI) porque está consagrado como el derecho de alumnos y alumnas a recibir contenidos válidos, científicos, incorporados por los manuales de ESI del Ministerio de Educación de la Nación y no como una decisión de sus progenitores. A partir del 2006, con la aprobación de la ESI, la patria potestad quedo por debajo del derecho a conocer sobre su cuerpo, sus derechos y deseos de chicas y chicos. Y eso no tiene vuelta atrás.

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El Estado infantiliza a las mujeres

Comparto con ustedes esta entrevista publicada en Revista Zoom.

Maffia: “El Estado infantiliza a las mujeres”

Referente de las luchas de género, Diana Maffia afirma que, más allá del resultado parlamentario, el debate sobre el aborto concluirá con «una victoria para las mujeres». Estado paternal, el rol de la Iglesia y el futuro de la primavera feminista.

Tuvieron que pasar 30 años de militancia feminista para que Diana Maffía llegara a ver un sueño hecho realidad: cuadras repletas de pañuelos verdes y el debate de la Interrupción Voluntaria del Embarazo impuesto en los medios, en la calle y en el Poder Legislativo. Se sancione o no la ley, ya celebra el momento histórico, porque asegura que “hay algo que no vuelve atrás, una convicción de ciudadanía que construimos de forma colectiva, una afirmación de cada persona gestante acerca de su derecho”. Para ella, lo que antes era una utopía, hoy son los vientos de época protagonizados por “diversos feminismos populares y la irrupción generacional de feministas muy jóvenes, que le han puesto otras características al movimiento”.

Maffía es Doctora en Filosofía y Directora del Observatorio de Género en la Justicia, que depende del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires. Es docente de grado y posgrado en universidades nacionales e internacionales y fundó la Red Argentina de Género, Ciencia y Tecnología. Como legisladora porteña por el ARI, entre el 2007 y el 2011, convocó a Lohana Berkins para ser parte de su gabinete, lo que convirtió a la referente del movimiento LGBT+ en la primera travesti con un cargo en el Estado.

Su camino en el feminismo está ligado a su trabajo en materia de Derechos Humanos y denunció el machismo en los organismos que los promovieron desde la última dictadura cívica, eclesiástica y militar: “Cuando se desarrolló el Juicio a la Junta, por ejemplo, no se permitió que las mujeres testimoniaran sobre los delitos sexuales en los campos de concentración, como si fueran parte de una cuestión privada e individual y no colectiva y pública”. Y añadió: “Ahora hay un surgimiento de una memoria individual y colectiva de mujeres, que nos revela muchísimas violencias que no habían sido consideradas violaciones a los Derechos Humanos”. En esta entrevista con Revista Zoom, analizó el debate parlamentario, el rol del Gobierno nacional en el avance del proyecto de ley y lo que llama “el florecer del feminismo”.

Las niñas eternas

“Le temen a que la mujer pueda abortar sin alegar razones, sin dar explicaciones a un tercero, porque hay una enorme desconfianza sobre la autonomía y la racionalidad de las mujeres”, reflexionó Maffía después de seguir de cerca las audiencias públicas y los debates en Diputados y Senadores. “(El Estado) no nos considera sujetos de derecho y, por lo tanto, piensa que, si se nos da un aborto a libre demanda y sin causales que puedan evaluar ellos, nuestra decisión va a ser arbitraria y no basada en razones”, agregó. El problema, según su análisis, está en la “tutela paternalista” del Estado, que “infantiliza a las mujeres, nos considera menores de edad perpetuas. El proyecto de ley va a garantizar la autonomía de la mujer, que es el verdadero problema político; y no el aborto en sí, que va a seguir existiendo con o sin Ley”.

En el año 2012, cuando acompañó la lucha por la sanción de la Ley de Identidad de Género (26.743), advirtió un problema similar: antes, el cambio de género era asignado luego de un peritaje psiquiátrico. A menudo, a las personas transexuales o transgénero se las evaluaba enfermas, bajo la etiqueta de “disforia de género”. “El género se determinaba en tercera persona, era una decisión del sistema médico avalada por la Justicia. Además, en este caso, el ´desajuste´ era patologizado. Con la Ley, la única autoridad sobre género pasó a ser la persona misma”, explicó. Y arremetió: “si las mujeres fuésemos plenas ciudadanas, debería pasar lo mismo y deberíamos tener el derecho a decidir”.

Sin embargo, la filósofa advirtió que el Estado no debería permanecer ausente o indiferente en lo que respecta a la planificación familiar, sino que la tarea pasaría por redefinir su rol. “El Estado debe responder a la demanda y amparar los planes de vida posibles. Si una mujer decide tener un hijo, el Estado debe garantizar un parto humanizado, la atención del embarazo, del puerperio, de la lactancia y todo lo que corresponde a la gestación. Y si decide no tenerlo, debe garantiza el acceso al aborto legal y gratuito y a la provisión de anticonceptivos. La decisión de qué plan seguir corresponde a la persona gestante”.

Cabeza a cabeza en el Senado

El próximo miércoles, se votará la media sanción tal como salió de Diputados, sin modificaciones. En este escenario, ninguna posibilidad se descarta y el proyecto puede ser: a)- aprobado esta semana; b)- rechazado y vetado por el resto del año legislativo; o c)- devuelto a la Cámara Baja para ser votado de nuevo, si se incluyen modificaciones.

A grandes rasgos, las posturas en el Senado se dividen en cuatro: los indecisos, que hasta el momento son tres; los llamados “verde claro”, que son los que apoyan el proyecto de ley pero con modificaciones; los que están a favor del texto tal como llegó desde Diputados y aquellos que están en contra. La legalización cosechó hasta ahora 32 votos a favor, mientras que el rechazo cuenta con 35. Un conteo muy parejo y peleado.

De todas formas, Diana Maffía se siente victoriosa. Está convencida de que el debate que se implantó a nivel social es irreversible y que, en caso de ser rechazado el proyecto de ley, una futura presentación sería debatida en otros términos y con un movimiento feminista muy nutrido. “El Monseñor Angeleli decía que tenía un oído en la Biblia y otro en el pueblo. Tomo sus palabras y reformulo: los legisladores tienen que tener un oído en la Constitución y en los Derechos Humanos y el otro, en el pueblo. No pueden tener un oído en la Biblia, porque esto es inapropiado en un país laico”, opinó.

La doctora considera que hubo un “tratamiento indebido del contenido de la ley” en las audiencias públicas y que el plazo para limitar la práctica del aborto –que en un dictamen presentado el miércoles pasado intentó bajarse de 14 a 12 semanas- no tiene sentido. “El Código Penal, que tiene 100 años y fue redactado por hombres exclusivamente, no impone plazos, sino que sólo habla de cuáles son las motivaciones por las cuales se pueden practicar abortos no punibles. Y es razonable, porque el plazo cambia a medida que avanza la tecnología. Hasta hace 15 o 20 años, a los 6 meses y medio, el embrión tenía sobrevida fuera del vientre materno. Actualmente, la tiene a los 5 meses y medio. De la misma manera avanza la neonatología y la tecnología de la fecundación in vitro”.

Además, consideró que el Gobierno nacional tuvo un rol fundamental al habilitar el debate parlamentario, a pesar de que sus principales funcionarios estén en contra y de que la vice-presidenta Gabriela Michetti, que preside la Cámara de Senadores, confirmara que rechazaría el proyecto en caso de tener que votar en una situación de empate. “Casi todos los avances que logramos las mujeres, como el Voto Femenino o la Paridad de Género en listas, fueron avances oportunistas de diferentes gobiernos. Este también lo es, pero el derecho se adquiere igual. Durante 8 años en un Gobierno presuntamente progresista y a cargo de una mujer, no lo logramos”, denunció la filósofa.

La primavera feminista

Aunque serán los votos de los senadores los que determinarán el destino de la ley del Aborto Legal, la plaza demostró ser un factor de peso en la deliberación. Los movimientos políticos, sociales y feministas que apoyan el proyecto especulan con duplicar la convocatoria de la vigilia del pasado 13 de junio: esperan una movilización de 2 millones de personas. Desde el Gobierno de la Ciudad se proyecta cortar el tráfico a partir de las 00 horas del miércoles 8 y extender un vallado desde el Congreso hasta la Avenida 9 de Julio. La plaza de Congreso quedará divida en dos, con un corredor de por medio en donde habrá Infantería. Sobre Entre Ríos y hacia el lado de Avenida Belgrano, se dispondrán las carpas correspondientes a los contrarios a la legalización. Desde Avenida Rivadavia, en dirección a Corrientes, se desplegará la “marea verde”.

“Yo creo que el feminismo floreció. Eso es lo que se vio en la última vigilia”, aseguró Maffía. Consideró que un factor central en el crecimiento de las organizaciones feministas fue la conformación de diversos modos de activismos o “feminismos populares”, a menudo ligados a organizaciones sociales y políticas que abarcan muchas demandas y no sólo las relacionadas al género. “No hay sólo un movimiento académico, de profesionales que leyeron 18 libros y entonces se recibieron de feministas”, aclara.

Consultada sobre la participación masiva de la juventud, aseguró que el feminismo vive una “irrupción generacional” y que las feministas jóvenes trajeron nuevas características al movimiento, como el activismo corporal, la puesta en la calle, la performatividad y, sobre todo, el rol central de las redes sociales y las nuevas formas de comunicar la política.

“El desarrollo de esa juventud feminista no depende de quienes venimos militando hace años, sino que es totalmente autónomo, tiene una nueva dinámica. Es un resultado tan inesperado después de tanto tiempo. Es como si se hubiera plantado una semilla que tardó mucho en florecer y que, de golpe, florece con todo. Permite que las de mi generación nos retiremos en paz. Me maravilla y, para mí, es una expansión del corazón”, concluyó.

Desventuras del feto wi-fi, de Perfil

Comparto con ustedes esta columna que escribí para Perfil.com y fue publicada el 10 de junio.

Desventuras del feto wi-fi, operado desde un centro confesional

¿Cómo es este presente argentino que discute la ley? Detrás del símbolo del muñeco en las manifestaciones antiaborto hay una política y una idea del embarazo y del amor.

Con el debate parlamentario de la ley de interrupción voluntaria del embarazo asistimos a un momento histórico. Especialmente las mujeres lo vivimos así. En parte por el ámbito donde se produce, el Congreso, la institución que expresa la pluralidad de ideas políticas de una sociedad. Pero sobre todo porque estamos discutiendo el aborto, algo que impacta en la vida de todas las mujeres y que casi un siglo atrás fue legislado sin nosotras; y esta vez estamos presentes para que se consideren nuestras razones, nuestros testimonios y nuestras experiencias.

A pesar de desvíos y faltas de pertinencia insistentes, en la audiencia pública quedó claro que lo que se decide no es si las mujeres deben abortar o no (es un desafío unánime bajar el número de abortos) sino en qué condiciones lo harán. Las mujeres abortamos, la cifra es elocuente y el fracaso del camino punitivista también. El movimiento de mujeres, a través del socorrismo, hace años ha tomado en sus manos acompañar a las mujeres a abortar de modo seguro. El que está ausente es el Estado, y sobre eso se debe legislar. El desencuentro entre el Estado y las mujeres es lo que estamos subsanando, y esta legislatura deberá demostrar con su voto si en este encuentro nos considera o no ciudadanas capaces.

La criminalización del aborto no ha resultado eficaz para bajar el número, pero sí ha resultado eficaz para amenazar la vida, la salud y la autonomía de todas, las que parimos y las que abortamos. Porque fuimos objeto de un siglo de leyes insensibles a nuestras experiencias, donde nuestra condición adulta no nos evitó la tutela permanente. Y porque la aplicación de esas leyes también desoyó nuestras demandas sustituyendo la decisión de las mujeres por un conjunto de representantes de poderes patriarcales. En 1921, cuando se redactó el artículo del Código Penal que hoy intentamos cambiar, las mujeres éramos consideradas incapaces, pasábamos del dominio del padre al del marido, no votábamos, no legislábamos, no administrábamos nuestros bienes, no ejercíamos profesiones ni patria potestad sobre nuestros hijos, nuestra palabra no valía y ni siquiera podíamos ser testigos en un juicio. En nuestro sistema normativo no fuimos representadas sino sustituidas, no fuimos protegidas sino tuteladas.

Es una paradoja ética: la dignidad que se ha insistido en otorgar a un embrión, un ser en gestación potencialmente humano, se nos niega desde hace siglos a las mujeres. Se desconoce nuestra condición de sujetos morales, se obstruye nuestra autonomía y se debilita el reconocimiento de nuestra ciudadanía. La exclusión y la invisibilidad de las mujeres y otras personas gestantes en un asunto que nos impacta de un modo en que ninguna ley ni prohibición afecta a los varones tiene su ícono en un feto gigante que tomó el espacio público, en afiches, películas y alusiones donde se presenta a embriones con título universitario y se ignora a quien los porta en su útero como alguien que representa algo más que un recipiente desprovisto de trascendencia, de dignidad y de proyecto de vida propio. Quienes se oponen a la ley obsequiaron a los legisladores y legisladoras pequeños fetos en primorosas cajitas. Allí nos dicen qué somos para ellos las mujeres: NADA.

Como en procesión, vimos exhibir en las marchas antiderechos un gigantesco feto rosado, inviable sin una persona gestante pero orondamente independiente, un feto de nadie, con un cordón umbilical que no lo conecta a ningún cuerpo ni persona humana, un feto wi-fi que no se liga a una vida amorosa que lo anida y lo recibe con alegría (como debería ser desde un punto de vista humanista cualquier nacimiento) sino uno cuyo centro de operaciones son instituciones confesionales y misóginas, religiosas y académicas, que durante siglos han hablado por nosotras.

Nos hablan de prevención, al fin, pero no nos engañemos: los mismos que hoy argumentan en contra del derecho al aborto legal estuvieron en contra del divorcio vincular, de la patria potestad compartida, de la educación sexual, del acceso a la anticoncepción, del matrimonio igualitario, siempre con argumentos tremendistas que fueron desmentidos por la sociedad, porque lo que se obstaculiza y niega es que somos perfectamente capaces de hacer un uso racional de la ley. Esos segmentos de la sociedad que se autoatribuyen y ejercen con un poder de macho cruel una función de tutela sobre nosotras siguen tratándonos como menores de edad perpetuas. Estamos aquí un siglo después y todavía se pretende que debemos demostrar que podemos tomar decisiones autónomas sobre nuestra vida.

En un explícito abuso de poder, la cúpula de la Iglesia católica usó el tedéum oficial nacional y en las provincias para demandar la oposición a la ley de interrupción voluntaria del embarazo. Eso es ofensivo de muchas maneras. Se obliga a los legisladores y gobernantes en una fecha patria a recibir pasivamente las admoniciones extorsivas de una religión que tiene privilegios económicos y políticos, y lo hace en las voces de una institución que por motivos dogmáticos excluye a las mujeres, de modo que nunca deberán poner a prueba en sus cuerpos y decisiones morales sus dogmas sobre aborto. Si tuvieran en los púlpitos la persuasión dogmática buscada, no necesitarían esta insistencia para transformar el pecado en delito. Si sus castigos fueran eficaces, no necesitarían perseguirlo con la fuerza pública. Para un Estado laico, esta interferencia (sumada al privilegio de la financiación pública del culto) es claramente antidemocrática.

Los argumentos filosóficos formulados en contra de este proyecto de ley presentan notorias debilidades lógico-semánticas vinculadas con la comprensión de la vaguedad conceptual, la construcción del significado de los conceptos de clases naturales y la diferencia aristotélico-escolástica entre acto y potencia. No es este el espacio para exponerlas. Pero hay uno de otra índole que aparece en ámbitos culturales diferentes y que es ilustrativo de la difundida ceguera al trasfondo prejuicioso de numerosos opositores a este proyecto. Sin base en investigaciones científicas, sin siquiera apreciar su necesidad, con recurso a la mera intuición individual, se teme que la ley dispare un libertino descontrol sexual con ilimitado crecimiento de la tasa de embarazos, derivado de la incontinencia emocional y la inferioridad intelectual de las mujeres.

Es curioso que se pase por alto que, en las situaciones típicas, el embarazo requiere la participación de varones y que entonces, si acaso se disparase semejante desenfreno, el hecho revelaría en ellos pareja (al menos) torpeza moral e indigencia racional, difícilmente paliadas por hipotético recurso a circunstanciales intervenciones de serpientes diabólicas de incidencia exclusiva en las avanzadas mentes varoniles y cuya permanencia en las sombras servía muy bien al propósito de conservar, irracionalmente, un privilegio de género en la elaboración de las leyes.

El aborto constituye una demanda permanente del movimiento de mujeres desde el retorno de la democracia. En todos los Encuentros Nacionales de Mujeres se ha expresado de modo elocuente. En estas décadas nos hemos ocupado de desarmar muchas falacias, recolectar datos y evidencias genuinas y refinar nuestras razones. Muchas de esas razones han sido expuestas en las audiencias públicas. Los derechos de toda persona en relación con su sexualidad pueden ser reproductivos o no reproductivos, y el Estado debe garantizar ambos tipos de derechos con políticas adecuadas.

Las mujeres somos capaces de gestar, de parir, de amamantar, pero esa capacidad no puede transformarse en una obligación. Tenemos el derecho a una maternidad deseada y no el deber de una maternidad forzada. Un embarazo deseado coincide con la voluntad procreacional, y el Estado está obligado a garantizar el respeto a ese proyecto vital. Un embarazo forzado se da cuando no hay voluntad procreacional, o cuando hay obstáculos que nos dañan, y se evalúa entonces su continuidad o interrupción; y la persona gestante es quien debe decidirlo y debería tener derecho a interrumpirlo respaldada por el Estado.

Recordemos que el Código Civil establece la prioridad de la voluntad procreacional sobre la maternidad o paternidad biológica, pero las objeciones a la interrupción del embarazo pretenden que la mera condición de gestación obligue a la maternidad, aunque sea involuntaria o amenace con un daño o sea expresamente contradictoria con la voluntad de la persona gestante, y esto afecta su libertad y su dignidad. Se nos obliga a una conducta heroica, supererogatoria, y eso no es exigible moralmente. El punto es quién toma la decisión: esta es la cuestión política. Porque involucra relaciones de poder, y porque forma parte de la construcción de ciudadanía.

En este debate se decide si se reconoce el estatus moral de las mujeres para tomar decisiones autónomas sobre sus propias vidas, o si continuamos bajo tutela. La autonomía sobre el propio cuerpo gestante es un derecho inalienable; por ende, la clandestinización, la criminalización y la muerte por abortos inseguros no deberían ser NUNCA MAS una política de Estado. Lo que se discute es si una mujer que aborta debe ir presa o no, y si hacerlo de modo seguro o inseguro debe depender de su estatus económico; por eso se pide aborto legal, seguro y gratuito.

Quienes estamos a favor de la ley de interrupción voluntaria del embarazo no intentamos imponer nuestras decisiones a quienes están en contra del aborto. Y nos hemos asegurado de que ninguna mujer sea obligada a abortar, porque su consentimiento debe ser explícito. Pero quienes objetan la ley pretenden imponer sus preferencias morales e impedir que el resto de la sociedad pueda planificar su vida con otras convicciones éticas. La ética es racional y crítica, no dogmática; el dogma es religioso. Quienes sigan un dogma podrán no abortar.

Que la interrupción voluntaria del embarazo se legalice es un hecho político que repara la desigualdad de poder en la apropiación de las decisiones sobre los cuerpos gestantes. Que no se legalice y se perpetúen los abortos clandestinos y riesgosos también es una acción política, esta vez a favor de la apropiación de los cuerpos gestantes como medios para fines que no son propios de su decisión autónoma. Y no considerar a las mujeres un fin en sí mismas es un hecho inmoral que nos obliga a un sometimiento indigno de la condición humana.

Por otra parte, se puede defender el derecho a la vida de las personas nacidas y en etapas gestacionales sin penalizar el aborto. La vida se defiende positivamente y no mediante prohibiciones; es bueno que algunas de las formas estatales de esta defensa positiva se hayan recordado en el debate. Cuando promovimos normas (todavía incumplidas y obstaculizadas) sobre educación sexual y acceso a la anticoncepción, lo hicimos pensando en la autonomía de las mujeres para evitar un embarazo no deseado y una maternidad forzada.

Nosotras defendemos la vida. La legalización disminuye las muertes maternas, y también disminuye el número de abortos. La conclusión es lógica: si quieren salvar las dos vidas, como dicen, aprueben la ley de interrupción voluntaria del embarazo.

(Fuente www.perfil.com).

Firmas colectivas por el aborto legal

Comparto con ustedes esta nota de Mariana Iglesias publicada en el Diario Clarín el pasado 29 de abril, sobre los distintos colectivos que firmaron cartas por el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo y el aborto legal.

Aborto: una foto y un «colectivo» distinto de mujeres cada día para reclamar por la ley

Luego de las cartas firmadas por actrices y escritoras, se fueron sumando en las redes expresiones desde distintos ámbitos.

La legalización del aborto es un reclamo histórico del movimiento de mujeres. Y ahora, que por primera vez el tema se debate en el Congreso, muchas se están organizando una vez más para que se apruebe lo que consideran un derecho. Pero lo están haciendo de manera inédita: agrupadas por actividades y trabajos ponen sus firmas en una carta dirigida a los diputados pidiendo que voten la ley de interrupción voluntaria del embarazo, se toman una foto todas juntas y luego la comparten en las redes sociales.

Nota sobre aborto sociedad distintas organizaciones a favor del aborto

Aborto: una foto y un «colectivo» distinto de mujeres cada día para reclamar por la ley.

La iniciativa surgió de las actrices. El martes 10 de abril, en el primer plenario de comisiones que se realiza en el anexo de Diputados, Verónica Llinás, Carla Peterson y Griselda Siciliani subieron al estrado para decir que estaban a favor de la legalización del aborto. Y mostraron la “Carta abierta de actrices argentinas a las diputadas y los diputados de la Nación para pedirles su voto por el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Aborto Legal Seguro y Gratuito”. Entonces llevaba 410 firmas. Ahora ya suman el doble.

Esa misma tarde, las trabajadoras de prensa se reunieron frente al Congreso en una acción colectiva en apoyo a la ley y con el lema “Abortar es un derecho. Nuestro compromiso, comunicarlo con responsabilidad”. En la foto se ven 200 periodistas, comunicadoras, reporteras gráficas.

Fotos de colectivos de mujeres, parte de la campaña de apoyo a la ley que están en el Congreso.

Fotos de colectivos de mujeres, parte de la campaña de apoyo a la ley que están en el Congreso.

En la jornada siguiente subió al estrado Claudia Piñeiro, que mostró una carta similar firmada por 200 escritoras argentinas: “Y va a haber muchas más, porque no se me ocurre ninguna que esté en contra”, dijo. Ahora son 350.

Y siguió con las músicas y las trabajadoras de la industria musical, las camarógrafas y fotógrafas, las cineastas y trabajadoras de medios audiovisuales, las dibujantes, las comediantes, las bailarinas, las investigadoras y universitarias, las locutoras, las arquitectas y diseñadoras, las trabajadoras por los derechos de la niñez y la adolescencia, investigadoras del Conicet, las trabajadoras de la salud mental.

Fotos de colectivos de mujeres, parte de la campaña de apoyo a la ley que están en el Congreso.

Fotos de colectivos de mujeres, parte de la campaña de apoyo a la ley que están en el Congreso.

“Es muy importante que sea así, en colectivos. No sólo se trata de mandar una firma sino de tener la capacidad de juntarnos, y la lucha por esta ley lo está logrando. Hay mujeres que están invisibilizadas y de esta manera, juntas, en los distintos colectivos, se visibilizan. Nunca vi algo así, es un momento histórico, y el reclamo es urgente”, dice Piñeiro a Clarín.

“Creo que el pedido de a grupos tiene el objetivo de mostrar a la vez la cantidad y la diversidad de apoyos, y romper el prejuicio de quiénes somos las mujeres que abortamos y en qué condiciones. Me parece una campaña muy lograda”, opina Diana Maffía, doctora en filosofía y directora del Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires. Ella sumó su firma al documento de mujeres académicas.

“Está muy bien tener diversos apoyos en esta campaña, pero quienes hemos sido desconocidas en nuestra capacidad política y moral para tomar decisiones sobre nuestro cuerpo somos las mujeres, por nuestra condición de mujeres -sostiene Maffia-. Me parece bien que la campaña haga visible que lo decidimos desde muchos proyectos de vida que hemos elegido, algunos compatibles y otros no con la maternidad, y en todo caso cuando y con quién cada cual quiera”.

“Estos colectivos por afinidad laboral, por profesión, muestran que hay una enorme cantidad de expresiones que están apoyando este notable derecho. La construcción de colectivos ya estaba, lo novedoso es que la acción colectiva es enorme. Es una extraordinaria manifestación por este derecho que es atinente a la condición femenina”, asegura Dora Barrancos, historiadora, socióloga, investigadora del Conicet.

Sara Facio y otras 402 fotógrafas y camarógrafas ya firmaron la Carta Abierta a diputadas y diputados para que voten la legalización del aborto. #AbortoLegalYa (MU)

Sara Facio y otras 402 fotógrafas y camarógrafas ya firmaron la Carta Abierta a diputadas y diputados para que voten la legalización del aborto. #AbortoLegalYa (MU)

“Y en las generaciones jóvenes, dirán en las menores de 25 años, la voluntad identificatoria de sí mismas se da de manera colectiva. Ya no sienten que tengan que cumplir con este mandato subalterno y de reproducción. Se han corrido del comportamiento moralista del pasado. Para ellas el derecho a la sexualidad es fundamental, y no quieren que se lo retaceen”, agrega Barrancos.

Fotos de colectivos de mujeres, parte de la campaña de apoyo a la ley que están en el Congreso.

Fotos de colectivos de mujeres, parte de la campaña de apoyo a la ley que están en el Congreso.

Fotos de colectivos de mujeres, parte de la campaña de apoyo a la ley que están en el Congreso.

Fotos de colectivos de mujeres, parte de la campaña de apoyo a la ley que están en el Congreso.

“Que este reclamo sea de mujeres es crucial porque es una lucha histórica de las mujeres. La responsabilidad de la reproducción y la maternidad siempre ha estado en las mujeres. Que los varones acompañen, pero esta escena la ocupamos las mujeres, porque estamos reclamando un derecho que se nos ha negado históricamente-explica Eleonor Faur, doctora en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO)-. Y hay una suerte de legitimación que viene de la profesionalización en que el reclamo sea así. Son grupos de mujeres legitimadas por sus estudios, por sus profesiones, por los lugares públicos que ocupan. Son voces muy fuertes. Ojalá puedan escucharse las voces de todas las mujeres”.

En los próximos días firmarán sus cartas las psicólogas y psicoanalistas y las emprendedoras autogestivas.

Como contrapartida, la semana pasada se viralizó un video de famosos que se oponen a la aprobación de la ley. Bajo el lema «Cuidemos las dos vidas», se sumaron Maru Botana, Amalia Granata y Susana Romero. El resto de los 12 personajes que participaron (jugadores de rugby, músicos, periodistas) fueron hombre; entre ellos, Gastón Recondo, César «Banana» Pueyrredón y los hermanos Felipe y Manu Contepomi.

Ciudades Aliadas en el orgullo LGTBI

Comparto con ustedes esta información sobre el Encuentro Ciudades Aliadas en el orgullo LGTBI en el que participaré durante esta semana.

ciudadesorgulloPor primera vez en Buenos Aires se llevará a cabo el Encuentro Ciudades Aliadas en el orgullo LGTBI, organizado por la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI), el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Legislatura porteña.


Se realizará por primera vez en Buenos Aires, desde este miércoles al sábado, el Encuentro Ciudades Aliadas en el orgullo LGTBI, organizado por la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI), el gobierno de la ciudad de Buenos Aires y la Legislatura porteña, en el Centro Metropolitano de Diseño, ubicado en Algarrobo1041.

El objetivo del encuentro es intercambiar ideas, proyectos y crear un banco de buenas prácticas entre ciudades iberoamericanas pioneras en la generación de conciencia internacional sobre los desafíos del colectivo LGTBI y su importancia en el abordaje transversal a través de leyes de protección y normativas. Durante estos 4 días se intercambiarán experiencias y agendas, pero también se pensarán metas en común y el compromiso de cumplirlas.

Personalidades políticas vinculadas al colectivo LGTBI, funcionarios y miembros de distintos poderes del Estado de las ciudades de Madrid (España), Montevideo (Uruguay), México DF (México), Bogotá (Colombia), La Paz (Bolivia) y Asunción (Paraguay), y por supuesto de la Ciudad de Buenos Aires, expondrán y debatirán en este Encuentro, dónde se trabajará en mesas de debates y conversatorios. También habrá exposiciones de invitados especiales que representan a instituciones y miembros de la sociedad civil que abordarán diversos temas para luego abrir a un espacio de preguntas y respuestas.

La apertura del encuentro tendrá lugar el miércoles a las 15:30 hs con la presentación local a cargo del legislador Maximiliano Ferraro, vicepresidente primero del Bloque Vamos Juntos; y en esta ocasión responsable del evento por la ciudad de Buenos Aires.

Por la UCCI la presentación estará a cargo de Berta Cao, comisionada para el ORGULLO de Madrid (Coordinación General del Ayuntamiento de Madrid). En la apertura también se presentará el Programa Integral de Cooperación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI), a cargo de Francisco Mugaburu, Director General de Relaciones Internacionales y Cooperación (Subsecretaria de Relaciones Internacionales e Institucionales, Secretaría General y Relaciones Internacionales del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires). También participará de la apertura el activista y asesor legislativo en la materia Gustavo Pecoraro, Coordinador General del Encuentro.

Los participantes internacionales del Encuentro son: Andrés Scagliola, Coordinador Ejecutivo de la Secretaría de la Diversidad de la Intendencia de Montevideo (Uruguay), Berta María Cao Menéndez, Comisionada para el ORGULLO de Madrid. Coordinación General del Ayuntamiento de Madrid (España), LolKin Castañeda Badillo, Constituyente de la ciudad de México (México), Juan Carlos Prieto García, director de Diversidad Sexual de la Secretaría Distrital de Planeación (SDP) de la ciudad de Bogotá (Colombia), María Cecilia Chacón Rendón, Concejal de la ciudad de La Paz (Bolivia), Simón Cazal, Director Ejecutivo, SomosGay ,de la ciudad de Asunción (Paraguay).

Por la ciudad de Buenos Aires estarán presentes: Pamela Malewicz, subsecretaria de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural del Gobierno; David Cohen, director General de Convivencia en la Diversidad; Matías López, secretario de Desarrollo Ciudadano- Vicejefatura de Gobierno; Daniel Lipovetzky, diputado nacional (PRO), presidente de la Comisión de Legislación General del Congreso de la Nación; Sergio Maulen, director de la Dirección Nacional de SIDA; María Rachid, directora del Instituto contra la Discriminación; Esteban Paulón, subsecretario de Diversidad de la provincia de Santa Fe; Lisa Kerner, gestora Cultural, representante del centro social y cultural casa Brandon; Marcela Romero, activista trans, fundadora de la Casa Trans; Leandro Cahn, director de la Fundación Huésped; y Diana Maffia, directora del Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la Ciudad, entre otros.

En la primera jornada de charlas se presentará un diagnóstico y análisis de cada una de las ciudades convocadas para conocer los desafíos cotidianos del colectivo LGTBIQ. Durante la segunda jornada, junto a los representantes de los sectores políticos y de gobierno, se intercambiarán experiencias, metas y desafíos. Se verán qué instancias ejecutivas son necesarias para el relevamiento de los procesos en la construcción de las políticas públicas en relación a discriminación, avances legales, VIH-Sida, panorama federal, construcción de políticas de cara al futuro. Se expondrán casos actuales.

En el conversatorio con sectores de la sociedad civil y sus referentes se abordarán temas en relación a la gestión cultural LGTBI, acceso a la educación del colectivo Trans; salud sexual y reproductiva; VIH-Sida; formación educativa; discriminación y crímenes de odio como travesticidio de Diana Sacayán.

El tercer día todo el grupo visitará la estación Santa Fe-Carlos Jáuregui en la línea H de Subte luego recorrerán la Plaza Carlos Jáuregui, ubicada en Cochabamba y Av. Entre Ríos, y finalmente se trasladarán hacia la casa de Jáuregui ubicada en Paraná 157, allí se reunirán con los referentes locales históricos del colectivo LGTBI y convocantes de la primera marcha del orgullo en el año 1992.

En la cuarta y última jornada de trabajo para finalizar el encuentro se aprobará un documento con las conclusiones y metas.

Fuente: https://www.adnciudad.com/index.php/2713-ciudades-aliadas-en-el-orgullo-lgtbi