Las mujeres no somos una minoría social
Comparto con ustedes la entrevista publicada el 20 abril de 2015 en Comunicar Igualdad:
“Las mujeres no somos una minoría social. Somos una de las formas sexualizadas de lo humano de la misma manera que son los varones”
¿Por qué razones debería ser una mujer quien ocupe el puesto vacante en la Corte Suprema de Justicia de la Nación? Existe un decreto del Poder Ejecutivo del año 2003, firmado por Néstor Kirchner, que señala la necesidad de que las designaciones de la CSJN contemplen la diversidad de género. Diana Maffía – directora del Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires (CABA)- se refiere además a la justicia distributiva –“es deseable que haya mujeres en espacios de representación porque la mitad de la población somos mujeres”- y a la representatividad en términos de intereses -¿representan las mujeres que están en cargos de representación los intereses de otras mujeres?-.
Por Laura Loncopán Berti
COMUNICAR IGUALDAD- “En la cuestión de la representación hay dos aspectos que diferenciar. Uno es el de justicia distributiva: el hecho de que es deseable que haya mujeres en espacios de representación porque la mitad de la población somos mujeres. Este argumento de justicia distributiva no es equiparable a poner minorías en los lugares de decisión, porque las mujeres no somos una minoría social. Las mujeres somos una de las formas sexualizadas de lo humano de la misma manera que son los varones”, explicó la doctora en Filosofía Diana Maffía, actualmente directora del Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “Es lo que obliga a que haya cupo cuando no hay sensibilidad política para que surja espontáneamente, porque por lo visto no surge espontáneamente”, destacó.
El otro aspecto que mencionó Maffía es la representatividad en términos de intereses. “Lo podemos ver con mujeres que están en lugares de representación cuyos intereses no son los del resto de las mujeres. Es más, sus intereses representan a aquellos varones con los que tienen algún tipo de vínculo, y que son los que han respaldado su presentación en estos lugares. Yo creo que ese es el caso de la presidenta (Cristina Fernández de Kirchner)”, afirmó.
Y completó: “Me parece que esto pasa con muchas mujeres políticas y que por lo tanto no podemos garantizar que un cuerpo de mujer implique intereses transferibles a otras mujeres. El feminismo no es una cuestión hormonal, es una cuestión política. Y a mí me parece importante que haya mujeres que representen los intereses de las mujeres”.
Si el feminismo no es hormonal, o un asunto de vaginas como gustan decir algunas activistas, ¿puede un varón representar esos intereses?
Maffía respondió: “Probablemente un varón formado con una perspectiva de género clara y con un espíritu democrático pueda comprenderlos, ser sensible a esos intereses y expresarlos porque, insisto, es una cuestión política. Ahora, eso no quiere decir que no haya que cumplir cupos para mujeres porque está el otro aspecto de la representación”.
Este debate surgió a raíz de la nominación que realizó la presidenta Cristina Fernández del abogado Roberto Carlés para ocupar la vacante en la Corte Suprema de Justicia de la Nación que dejó Eugenio Zaffaroni, quien presentó su renuncia en octubre de 2014 por encontrarse pronto a cumplir 75 años, máximo previsto en la Constitución Nacional para ocupar ese cargo.
El 31 de marzo pasado el postulante fue entrevistado en el Senado. Su pliego obtuvo despacho y aún no fue tratado en el recinto. Para obtener acuerdo requiere dos tercios de los miembros presentes.
En 2014 fallecieron Carmen Argibay y Enrique Petracchi. En la actualidad la Corte está integrada por Ricardo Lorenzetti, Carlos Fayt, Juan Carlos Maqueda, y la única ministra es Elena Highton de Nolasco.
Consultada respecto de la postulación de Carlés, Maffía manifestó: “Lo primero que me interesa señalar es que ése es un lugar que debió haberse reservado por cupo para una mujer. Estaba Carmen Argibay, que además era una mujer feminista. Hay varias mujeres que tienen perfiles altos para la Corte”.
Agregó: “Ahora sabiendo quien es el candidato es mucho peor, porque realmente creo que Carlés es una persona que no tiene el perfil para poder ocupar una magistratura, y no digo ya la máxima magistratura que permite la justicia. No tengo ninguna objeción con el tema de su edad, de su juventud, que es lo que primero surgió como obstáculo, sino que ni siquiera sabe litigar. Él mismo lo dijo en la audiencia, nunca trabajó como abogado, es una persona con perfil académico, que está en formación inclusive, puede formarse, y puede formar a otra gente, pero la práctica del derecho y el equilibrio que exige estar en un tribunal supremo, me parece que está muy por encima de su perfil”.
En cuanto a los cuestionamientos que recibió su candidatura, Maffía sostuvo: “Coincido con las observaciones que se han hecho desde el feminismo jurídico respecto a las posiciones preocupantes en contra del aborto, un compromiso personal en contra de una decisión que él nunca va a tener que tomar. ¿Qué significa para un varón estar en contra del aborto que haga una mujer? Es decir, tutelarla y tomar de rehén su cuerpo para decisiones que no toma ella sino que en todo caso toma un médico, un juez, o un varón que nunca va a tener que pasar por ese trance”.
Carlés dijo que a su entender la vida comienza en la concepción y que la penalización del aborto no ha sido una vía eficaz para evitarlo.
“Con esa ambigüedad en realidad no está señalando claramente que haría si una demanda de despenalización llegara a la Corte o que haría si la ley sale y el Ejecutivo la impugna, que perfectamente podría ocurrir como en la ciudad de Buenos Aires con la reglamentación del aborto no punible. Salió la ley y Macri (Mauricio, jefe de Gobierno) la vetó”, señaló Maffía.
Respecto del vínculo que Carles mantiene con el Papa Francisco consideró que: “Su visita al Papa me parece que fue inoportuna. Creo que hacer esa visita al Vaticano previo a tomar una audiencia para la Corte es volver a poner a la justicia al servicio de la iglesia, o al menos dar ese mensaje público e indirecto. Hemos tenido con Menem una corte totalmente clerical, al punto de que sus fallos muchas veces ni siquiera citaban argumentos jurídicos, sino que sólo citaban argumentos religiosos. Te doy como ejemplo el rechazo que tuvo en su momento la Comunidad Homosexual Argentina para poder tener su personería jurídica. Tenía como argumentos bulas papales, textos de Santa Tomas y de San Agustín, y versículos de la biblia”.