De nombrar y honrar
El Salón San Martín fue el marco para el homenaje. De fondo, un hogar en mármol color verde, coronado por una piedra caliza, dicen, extraída de la cordillera de los Andes para representar la figura de José de San Martín. El piso de roble y la gran araña central le darán una suntuosidad al lugar que el acto no pretende, pero merece.
¿Cuánto tiempo tengo para hablar?, preguntó al llegar, en voz baja casi nerviosa. Su humildad parece impropia de una mujer de esa envergadura. Lo que Ud. quiera, respondió alguien del grupo organizador. Es que a veces me paso de la raya y tienen que frenarme, dijo riéndose, pero esperando que alguien se ofrezca a poner ese límite, que era obvio que por admiración nadie lo haría.
La homenajeada era la lingüista Teresa Meana Suárez, que el pasado 27 de abril fue declarada Huésped de Honor de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Teresa combinó sus dos grandes pasiones, la filología y el feminismo, para convertirse en una de las lingüistas más reconocidas en el ambiente académico por su profunda labor crítica y propositiva sobre un uso no sexista del lenguaje.
Leer críticamente y cuestionar la realidad para analizar y transformar la situación de las personas fue la clave de su discurso que duró algo más que 20 minutos. Lo que no se nombra no existe. No podemos esperar que cambie la lengua para que cambie la realidad, dijo Teresa en el acto promovido por la diputada Diana Maffía como presidenta de la Comisión de Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud de la Legislatura.
El acto terminó con una fiesta protagonizada por los grupos Mujeres En Bandadas y la Lesbianbanda, dirigidas por la cantautora y activista lesbiana-feminista Silvia Palumbo.
Con todo respeto, un horror la abstención de Carrió.