conmemoración del día internacional de la mujer
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En el discurso inaugural de las sesiones ordinarias en la Legislatura porteña el Jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri tocó superficialmente los problemas actuales de la Ciudad y habló de metas hacia adelante y no del 2010, que va a ser un año lleno de problemas, como el de las inundaciones.
No habló una palabra de las comunas, que el PRO anheló cuando era oposición y que obstaculizó ahora que es gobierno.
Habló de un diálogo con más de 600 organizaciones sociales y no abrió el mismo diálogo con las fuerzas políticas de la oposición.
El PRO hace lo mismo que critica del kirchnerismo.
Lamento que el Jefe de Gobierno crea que el diálogo sea un obstáculo. Yo soy muy constructiva en mi modo de ser oposición. En temas educativos y de seguridad, le señalamos errores y tuvo que aceptar, retroceder e improvisar soluciones.
Tengo esperanza en la nueva composición de la Legislatura para hacer realidad la descentralización de la Ciudad de Buenos Aires.
En este sentido, la Coalición Cívica ya está trabajando en nuevas leyes electorales para que la participación vecinal se haga efectiva. Las y los vecinos necesitan del Gobierno de la Ciudad y de sus legisladores/as una vocación que garantice una participación plural.
Pero esa vocación no la veo en el PRO.
Discurso de la Presidenta en la Biblioteca Nacional, epicentro de Carta Abierta y lxs intelectuales que acompañan el proceso político del programa kirchnerista, y fundamentalmente su política en Derechos Humanos; en presencia de Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, afloró como reacción espontánea una frase. Alguien del público (convengamos, un público muy condescendiente) en medio del discurso le gritó «¡Genia!», y la reacción inmediata de Cristina fue responder modestamente que no era genia, que era humana, y como prueba de lo que haría si no tuviera esas limitaciones acentuó: «Si fuese una genia haría desaparecer a algunos». Me heló la frase, pero más me heló el inmediato aplauso y apoyo de la tribuna. Esa es la concepción y el deseo del poder, sólo limitada por las posibilidades.
Luego Cristina reparó el lapsus con un correctísimo párrafo sobre lxs desaparecidxs de este país, que también fue aplaudido. Pero primero el chiste se abrió paso en un descuido. Ya sabemos lo que opinaba Freud sobre el chiste y su relación con lo inconsciente, pero no quiero hacer psicoanálisis barato sino reparar en la importancia de lo que se dice espontáneamente y lo que está bajo la preparación racional de un discurso entrenado.
En estos días me preocupó esa cruda concepción patriarcal del poder vinculado a la violencia, que se tomó a la Presidenta como imagen en la tapa de la revista Noticias. Allí Cristina aparecía en una foto trucada con un ojo amoratado por un golpe y heridas vendadas en la cara. El tema era “el negocio de pegarle a Cristina”, pero la foto sugería claramente el resultado de la violencia doméstica, y de paso la naturalizaba de tal manera que si ni la mujer de más poder de la Argentina puede defenderse, qué podemos esperar las demás. Una victimización para todas las mujeres. Un modo de violencia tipificada en la nueva ley como violencia simbólica y violencia en la caracterizacion de las mujeres en los medios de comunicación.
Pero la Presidenta no es sólo una víctima, porque la concepción patriarcal del poder no es hormonal, es política. Está en muchos portales, elegí el de TN porque no tiene agregados comentarios en off como pasa en otros, y para no incluir ninguna inocencia en la objetividad de los medios. Es TN, y es la Presidenta. Me duele el alma.
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