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cómo planchar un proyecto

Por decisión del PRO, las cuatro iniciativas para reglamentar los abortos no punibles en la ciudad pasarán a la Comisión de Justicia, donde el macrismo tiene mayoría. La oposición denuncia que así los proyectos quedarán cajoneados.

por Mariana Carbajal

El macrismo metió la cola en la discusión de los proyectos que buscan garantizar el acceso de las mujeres a las prácticas de aborto no punible. Sorpresivamente pidió que las iniciativas en tratamiento –una de la Coalición Cívica, otra del ibarrismo y dos del kirchnerismo– fueran giradas adicionalmente a la Comisión de Justicia, donde tiene predominio el PRO y serían mayoría los votos en contra, lo que le permitiría “dormir” el intento de reglamentar la atención del aborto legal en el ámbito porteño y evitar su judicialización innecesaria. Tras un debate intenso, la propuesta del PRO se impuso por 33 votos contra 23, con el apoyo de un sector del bloque del Frente para la Victoria. Ahora los proyectos deberán pasar por la comisión que preside Martín Borrelli, persona de confianza de la vicejefa Gabriela Michetti, de estrecha relación con la jerarquía eclesiástica.

En la Legislatura porteña no se recuerda un debate tan acalorado en torno de un cambio de giro de un paquete de proyectos como el que se dio el jueves alrededor de la reglamentación de los abortos no punibles. Hay cuatro proyectos que ya empezaron a discutirse: uno de Diana Maffía (CC), otro de Gabriela Alegre (Diálogo por Buenos Aires), uno de Juan Cabandié (FpV) y otro de Pablo Failde (FpV). Oportunamente se había resuelto que pasarían por las comisiones de Salud y de Mujer. Pero el macrismo insistió: lo planteó sobre tablas y encontró eco en otros kirchneristas: el más fervoroso fue Juan Manuel Olmos.

El pedido fue formulado por el presidente del bloque PRO, Oscar Moscariello. Legisladores y legisladoras de la oposición rechazaron la propuesta de plano, poniendo en duda las intenciones sugeridas por el macrismo de buscar ampliar la discusión de un tema que levanta polémica. El planteo se dio en momentos en que la problemática del acceso al aborto no punible era noticia por dos circunstancias distintas pero relacionadas: en Mendoza se dilataba la decisión en torno del pedido de interrupción de un embarazo de una niña de 12 años violada. Y se conocía, al mismo tiempo, el reconocimiento del gobierno nacional ante la ONU de que impedir un aborto no punible viola los derechos humanos de las mujeres.

Entre los argumentos contrarios a que el tema se debata en Justicia se señaló que no está dentro de las atribuciones de esa comisión, que debe ocuparse de los procedimientos que tienen que ver con el ámbito judicial de la ciudad y no con un tema de salud pública, como es la atención de los abortos no punibles. “No hay que judicializar un tema que tiene que ver con los derechos de la mujer y con la garantía de los derechos humanos y constitucionales”, acotó Gabriela Cerruti (FpV).

La picardía legislativa brinda dos formas de frenar un proyecto: una es derivarlo a un sinnúmero de comisiones, la otra es enviarlo a una donde se tiene el control de los votos, describió Aníbal Ibarra. El macrismo, apuntó, eligió la última alternativa. “Está clarísimo que se intenta alargar el asunto al girarlo a la Comisión de Justicia”, coincidió Gerardo Romagnoli, de A y L.

De los 13 integrantes de la Comisión de Justicia, nueve (todos macristas) votaron a favor del giro adicional. También se manifestaron a favor los diputados Christian Asinelli (Frente para la Victoria), Dora Mouzo (Eva Perón) y Alejandro Rabinovich (Autonomía con Igualdad).

Pero el fondo de la discusión quedó en claro con la intervención de Dora Mouzo: “Quiero anticipar que estoy a favor de la vida y no de la muerte”, dijo. Y se llevó un aplauso de los macristas. No era ya un debate sobre un giro en torno de la reglamentación de un procedimiento médico permitido por el Código, sino, para ese sector, sobre la posición frente al aborto.

El kirchnerista Juan Cabandié replicó: “Quizás el debate ha tomado matices que no debería tener. Quiero dejar aclarado que estoy a favor de la vida; pero que el Dios al que muchos adhieren, y al que yo también adhiero, o los dioses, seguramente perdonan todo. Pero el vacío procedimental en los hospitales públicos y en las obras sociales hace que ninguno de esos dioses perdonen que las madres estén muriendo”. Los aplausos vinieron ahora de los sectores más progresistas. El macrismo ganó la votación, con el apoyo de kirchneristas.

Los cuatro proyectos en danza tienen diferencias, pero sus autores estarían buscando un consenso. Todos consideran no punible el aborto cuando el embarazo proviene de una violación a cualquier mujer, pero no coinciden en si se trataría de un aborto terapéutico o simplemente encuadrado en el inciso 2º del artículo 86 del Código Penal. Otras diferencias se centran en si se exigirá o no algún tipo de denuncia para pedir el aborto en esos casos.

“El macrismo está apelando a maniobras de dilación que muestran poco respeto por la ley y por la vida: al clandestinizar el aborto se desprotege la vida de las mujeres”, opinó Diana Maffía (CC) en diálogo con PáginaI12. “Al no haber instrucciones claras, se termina poniendo en riesgo la vida de las mujeres. Pensamos en darles garantías a las mujeres pero también a los médicos”, indicó a este diario Gabriela Alegre (Diálogo por Buenos Aires).

La intención de la oposición es poder llevar al recinto el debate en el curso de este año. Sin el aval del PRO, la reglamentación de los abortos no punibles quedaría cajoneada.

Publicado hoy en el diario Página/12

el ser feminista según Florence Thomas

Gracias Luciana por enviarnos el siguiente texto de Florence Thomas, cofundadora del grupo Mujer y Sociedad de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia.

Soy feminista

Nunca he declarado la guerra a los hombres; no declaro la guerra a nadie, cambio la vida: soy feminista. No soy ni amargada ni insatisfecha: me gusta el humor, la risa, pero sé también compartir los duelos de las miles de mujeres víctimas de violencia: soy feminista. Me gusta con locura la libertad más no el libertinaje: soy feminista.

No soy pro-abortista, soy pro-opción porque conozco a las mujeres y creo en su enorme responsabilidad: soy feminista. No soy lesbiana, y si lo fuera ¿cuál sería el problema? Soy feminista. Soy feminista porque no quiero morir indignada. Soy feminista y defenderé hasta donde puedo hacerlo a las mujeres, a su derecho a una vida libre de violencias.

Soy feminista porque creo que hoy día el feminismo representa uno de los últimos humanismos en esta tierra desolada y porque he apostado a un mundo mixto hecho de hombres y mujeres que no tienen la misma manera de habitar el mundo, de interpretarlo y de actuar sobre él.

Soy feminista porque me gusta provocar debates desde donde puedo hacerlo. Soy feminista para mover ideas y poner a circular conceptos; para deconstruir viejos discursos y narrativas, para desmontar mitos y estereotipos, derrumbar roles prescritos e imaginarios prestados.

Soy feminista para defender también a los sujetos inesperados y su reconocimiento como sujetos de derecho, para gays, lesbianas y transgeneristas, para ancianos y  ancianas, para niños y niñas, para indígenas y afrodescendientes y para todas las mujeres que no quieren parir un solo hijo más para la guerra.

Soy feminista y escribo para las mujeres que no tienen voces, para todas las mujeres, desde sus incontestables semejanzas y sus evidentes diferencias. Soy feminista porque el feminismo es un movimiento que me permite pensar también en nuestras hermanas afganas, ruandesas, croatas, iraníes, que me permite pensar en las niñas africanas cuyo clítoris ha sido extirpado, en todas las mujeres que son obligadas a cubrirse de velos, en todas las mujeres del mundo maltratadas, víctimas de abusos, violadas y en todas las que han pagado con su vida esta peste mundial llamada misoginia. Sí, soy feminista para que podamos oír otras voces, para aprender a escribir el guión humano desde la complejidad, la diversidad y la pluralidad.

Soy feminista para mover la razón e impedir que se fosilice en un discurso estéril al amor. Soy feminista para reconciliar razón y emoción y participar humildemente en la construcción de sujetos sentipensantes como los llama Eduardo Galeano. Soy feminista y defiendo una epistemología que acepte la complejidad, las ambigüedades, las incertidumbres y la sospecha.

Sé hoy que no existe verdad única, Historia con H mayúscula, ni Sujeto universal. Existen verdades, relatos y contingencias; existen, al lado de la historia oficial tradicionalmente escrita por los hombres, historias no oficiales, historias de las vidas privadas, historias de vida que nos enseñan tanto sobre la otra cara del mundo, tal vez su cara más humana.

En fin soy feminista tratando de atravesar críticamente una moral patriarcal de las exclusiones, de los exilios, de las orfandades y de las guerras, una moral que nos gobierna desde hace siglos. Trato de ser feminista en el contexto de una modernidad que cumple por fin sus promesas para todos y todas.

Como dice Gilles Deleuze «siempre se escribe para dar vida, para liberarla cuando se encuentra prisionera, para trazar líneas de huida». Sí, trato de trazar para las mujeres de este país líneas de huida que pasen por la utopía. Porque creo que un día existirá en el mundo entero un lugar para las mujeres, para sus palabras, sus voces, sus reivindicaciones, sus desequilibrios, sus desórdenes, sus afirmaciones en cuanto seres equivalentes políticamente a los hombres y diferentes existencialmente.

Un día, no muy lejano, espero, dejaremos de atraer e inquietar a los hombres; dejaremos de escindirnos en madres o putas, en Marías o Evas, imágenes que alimentaron durante siglos los imaginarios patriarcales; habremos aprendido a realizar alianzas entre lo que representa María y lo que significa Eva. Habremos aprendido a ser mujeres, simplemente mujeres. Ni santas, ni brujas; ni putas, ni vírgenes; ni sumisas, ni histéricas, sino mujeres, resignificando ese concepto, llenándolo de múltiples contenidos capaces de reflejar  novedosas prácticas de sí que nuestra revolución nos entregó; mujeres que no necesiten más ni amos, ni maridos, sino nuevos compañeros dispuestos a intentar reconciliarse con ellas desde el reconocimiento imprescindible de la soledad y la necesidad imperiosa del amor.

Por esto repito tantas veces que ser mujer hoy es romper con los viejos modelos esperados para nosotras, es no reconocerse en  lo ya pensado para nosotras, es extraviarse como lo expresaba tan bellamente esta feminista italiana Alessandra Bocchetti. Sí, no reconocerse en lo ya pensado para nosotras. Por esto soy una extraviada, soy feminista. Y lo soy con el derecho también a equivocarme.

Florence Thomas
Cofundadora del grupo Mujer y Sociedad
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
Marzo, 2008

cine debate en la Legislatura

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El martes se entregó el diploma de declaración de interés de la Ciudad de Buenos Aires al Ciclo de Cine Debate 2008 «El cine desde una mirada de género» (Declaración 16/2008), organizado por el Grupo de Políticas de Género. Esta distinción es indudablemente un reconocimiento a las actividades llevadas a cabo por el GPG. La mejor forma que encontramos para celebrarlo fue poner en práctica la metodología del Cine Debate. Así, nos reunimos en el Salón Montevideo, donde, luego de la presentación de la Dip. Maffía, Andrea Voria relató la trayectoria del Grupo de Políticas de Género, desde el 2003 hasta la fecha. El trabajo sostenido por el GPG apunta difusión y la sensibilización pública sobre distintas problemáticas que nos afectan a todas y todos, tales como la violencia de género, las políticas públicas de género, la trata de mujeres en la Argentina, la salud sexual y reproductiva, entre otros temas.
Luego de la proyección de La joven vida de Juno (Jason Reitman, 2008), se abrió el debate. Considerando al cine como disparador de la reflexión y el diálogo abierto, las diversas intervenciones trataron temas tan importantes como las representaciones de maternidad y paternidad, los estereotipos de edades y género, la educación sexual, la adopción, el aborto. En sí, este encuentro, al igual que los que integran el Ciclo de Cine Debate del GPG, fue una oportunidad para todos y todas de pensarnos y repensarnos, para poner en cuestión cómo nos vemos y nos ven, cómo vemos a otros y otras, en definitiva, cómo se construyen las representaciones, como búsqueda activa de la equidad de género.
autorDiana Maffía fecha24 Jul 2008 categoriamujeres, todas comentariosDejá tu comentario

homenaje a gabriela gonzález gass

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A salón lleno, se realizó ayer el homenaje a Gabriela González Gass en el Salón San Martín de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, al que asistieron familiares, dirigentes de la UCR y diputados de la Casa. 

Fue un encuentro muy emotivo en el que se proyectó un video de Gabriela, grabado en septiembre de 2007 durante una charla sobre la participación de las mujeres en el Poder Ejecutivo realizada en el Instituto de Formación Cultural y Política Hannah Arendt.

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En orden: María Inés Parry (Sec. Gral. Juventud UCR), Carmen Storani (ex Presidenta Csjo. Gral. de la Mujer), Enrique Olivera (Diputado CABA), Diana Maffía (Diputada CABA), Dora Barrancos (Directora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género, UBA), Clori Yelicic (Diputada CABA M.C.), Aldo Neri (ex Ministro de Salud y Acción Social de la Nación).

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Enrique Olivera y Diana Maffía

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Dora Barrancos y Clori Yelicic

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