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Para aportar al debate sobre el aborto

Comparto con ustedes las palabras de mi presentación del día 31 de mayo en el Congreso Nacional, en el marco del debate sobre los proyectos de ley de interrupción voluntaria del embarazo y legalización del aborto.

A continuación, el texto completo de mi exposición:

Quiero expresar mi agradecimiento por la oportunidad de expresar mi opinión ciudadana ante diputados y diputadas en este debate histórico, donde esperamos que se salde una deuda democrática: el debate legislativo, en la institución que expresa la pluralidad de ideas políticas de una sociedad. Histórica porque estamos discutiendo el aborto, algo que impacta en la vida de todas las mujeres, y porque esta vez nosotras estamos presentes para que consideren nuestras razones pero también nuestros testimonios y nuestras experiencias.

Hoy concluimos una extraordinaria oportunidad de audiencia pública donde hubo muchos desvíos y faltas de pertinencia, pero quedó claro que lo que se decide no es si las mujeres deben abortar o no, sino en qué condiciones lo harán. Las mujeres abortamos, la cifra es elocuente. Y también el movimiento de mujeres, a través del socorrismo, ha tomado en sus manos acompañar a las mujeres a abortar de modo seguro. El que está ausente es el Estado, y sobre eso se debe legislar. El desencuentro entre el Estado y las mujeres es lo que estamos subsanando, y esta legislatura deberá demostrar con su voto si en este encuentro nos considera o no ciudadanas capaces.
Todos queremos que haya menos abortos, pero hay que buscar el mejor camino para eso, dado que la criminalización no ha resultado eficaz para bajar el número. Pero sí ha resultado eficaz para amenazar la vida, la salud y la autonomía de todas, las que parimos y las que abortamos.

En 1921, cuando se redactó el artículo que hoy intentamos cambiar, las mujeres éramos consideradas incapaces, pasábamos del dominio del padre al del marido, no votábamos, no legislábamos, no administrábamos nuestros bienes, no ejercíamos profesiones, ni patria potestad sobre nuestros hijos, nuestra palabra no valía y ni siquiera podíamos ser testigos en un juicio. En nuestro sistema normativo no fuimos representadas sino sustituídas, no fuimos protegidas sino tuteladas.

Es una paradoja ética: la dignidad que se ha insistido en otorgar a un embrión, un ser en gestación potencialmente humano, se nos niega desde hace siglos a las mujeres. Se desconoce nuestra condición de sujetos morales, se obstruye nuestra autonomía y se debilita el reconocimiento de nuestra ciudadanía. La exclusión y la invisibilidad de las mujeres y otras personas gestantes en un asunto que nos impacta de un modo en que ninguna ley ni prohibición afecta a los varones, tiene su ícono en un feto gigante que tomó el espacio público (y en pequeños fetos en primorosas cajitas obsequiados a los legisladores. Allí nos dicen qué somos para ellos las mujeres: NADA. Un feto de nadie, con un cordón umbilical que no lo conecta a ningún cuerpo ni persona humana, un feto wi fi cuyo centro de operaciones son instituciones confesionales y misóginas, religiosas y académicas, que aquí han hablado por nosotras.

Y no nos engañemos, los mismos que hoy argumentan en contra del derecho al aborto legal, estuvieron en contra del divorcio vincular, de la patria potestad compartida, de la educación sexual, del acceso a la anticoncepción, del matrimonio igualitario, siempre con argumentos tremendistas que fueron desmentidos por la sociedad, porque somos perfectamente capaces de hacer un uso racional de la ley. Esos segmentos de la sociedad que se autoatribuyen y ejercen con un poder de macho cruel una función de tutela sobre nosotras, nos sigue tratando como menores de edad perpetuas. Estamos aquí un siglo después y todavía se pretende que debemos demostrar que podemos tomar decisiones autónomas sobre nuestra vida.

El aborto constituye una demanda permanente del movimiento de mujeres desde el retorno de la democracia. Desde entonces nos hemos ocupado de desarmar muchas falacias, recolectar datos y evidencias genuinas y refinar nuestras razones. Muchos de esas razones han sido expuestas aquí: Los derechos de toda persona en relación a su sexualidad pueden ser reproductivos o no reproductivos, y el Estado debe garantizar ambos tipos de derechos con políticas adecuadas.

Las mujeres somos capaces de gestar, de parir, de amamantar, pero esa capacidad no puede transformarse en una obligación. Tenemos el derecho a una maternidad deseada y no el deber de una maternidad forzada. Un embarazo deseado coincide con la voluntad procreacional, y el Estado está obligado a garantizar el respeto a ese proyecto vital. Un embarazo forzado es cuando no hay voluntad procreacional, o cuando hay obstáculos que nos dañan, y se evalúa entonces su continuidad o interrupción; y la persona gestante es quien debe decidirlo y debería tener derecho a interrumpirlo respaldada por el Estado. Recordemos que el código civil establece la prioridad de la voluntad procreacional sobre la maternidad o paternidad biológica, pero las objeciones a la interrupción del embarazo pretenden que la mera condición de gestación obligue a la maternidad, aunque sea involuntaria o amenace con un daño o sea expresamente contradictoria con la voluntad de la persona gestante, y esto afecta su libertad y su dignidad. Se nos obliga a una conducta heroica, supererogatoria, y eso no es exigible moralmente.

El punto es quién toma la decisión. Esta es la cuestión política porque involucra relaciones de poder, y porque forma parte de la construcción de ciudadanía. En este debate se decide si se reconoce el estatus moral de las mujeres para tomar decisiones autónomas sobre sus propias vidas, o continuamos bajo tutela. La autonomía sobre el propio cuerpo gestante es un derecho inalienable, por ende la clandestinización, la criminalización y la muerte por abortos inseguros no deberían ser NUNCA MÁS una política de estado.

Lo que se discute es si una mujer que aborta debe ir presa o no, y si hacerlo de modo seguro o inseguro debe depender de su estatus económico: aborto legal, seguro y gratuito. Quienes estamos a favor de la ley de interrupción voluntaria del embarazo no intentamos imponer nuestras decisiones a quienes están en contra del aborto. Y nos hemos asegurado de que ninguna mujer sea obligada a abortar, porque su consentimiento debe ser explícito. Pero quienes objetan la ley pretenden imponer sus preferencias morales e impedir que el resto de la sociedad pueda planificar su vida con otras convicciones éticas.

Que la interrupción voluntaria del embarazo se legalice es un hecho político que repara la desigualdad de poder en la apropiación de las decisiones sobre los cuerpos gestantes. Que no se legalice y se perpetúen los abortos clandestinos y riesgosos también es una acción política, esta vez a favor de la apropiación de los cuerpos gestantes como medios para fines que no son propios de su decisión autónoma. Y no considerar a las mujeres un fin en sí mismas es un hecho inmoral que nos obliga a un sometimiento indigno de la condición humana.

Por otra parte, se puede defender el derecho a la vida de las personas nacidas y en etapas gestacionales sin penalizar el aborto. La vida se defiende positivamente y no mediante prohibiciones, nosotras defendemos la vida.

La legalización disminuye las muertes maternas, y también disminuye el número de abortos. La conclusión es lógica: si quieren salvar las dos vidas, como dicen, aprueben la ley de interrupción voluntaria del embarazo.

Diana Maffía

Aborto: cuestiones jurídicas, médicas y sociales en la Biblioteca Nacional

Les invito a esta actividad que organizamos en conjunto entre la Biblioteca Feminaria del CC Tierra Violeta y la Biblioteca Nacional.

«Aborto: cuestiones jurídicas, médicas y sociales»

Biblioteca Nacional – Sala Jorge Luis Borges (Agüero 2502)

lunes 28 de mayo de 19 a 21 hs (Día internacional de acción por la salud de las mujeres)

Mesa Redonda organizada por la Biblioteca Nacional y el Centro Cultural Tierra Violeta (Biblioteca Feminaria)

Participantes:
Analia Messina medica y Mag en Ciencias Sociales
Mario Sebastiani, Doctor en Medicina
Paola Bergallo, Doctora en Derecho
Luis Costa, Sociólogo y analista político

Coordinadora:
Diana Maffía, Doctora en Filosofía

La idea es que la mujeres podamos decidir

Comparto esta entrevista realizada por Claudia Korol y Paula Lorenzo

La filósofa feminista conversó con los micrófonos de Aprendiendo a Volar sobre los debates en torno al derecho al aborto seguro, legal y gratuito, junto con dar su punto de vista referido a cómo se está llevando esta discusión, tanto en el Congreso como en otros ámbitos.

Hay un contraste, me parece, entre el esfuerzo argumentativo de quienes estamos a favor de la legalización y el poquísimo esmero de quienes objetan la ley”, sostuvo la referente de género.

En charla con Claudia Korol y Paula Lorenzo, Maffía, sostuvo que “la idea es que la mujeres podamos decidir”, donde se entrelaza el concepto de la libertad de abortar, donde el Estado no debe poner obstáculos para ejercer este derecho y garantizar su accesibilidad.

La entrevista en Radio Cut:

Epistemologia feminista

El miércoles 16 de mayo, a las 18:30hs, en el Aula 1 de Extenión Universitaria de la Facultad de Derecho (UBA), expondré sobre Epistemología feminista y derechos: Conocer, ignorar, resistir. Actividad libre y gratuita.

Firmas colectivas por el aborto legal

Comparto con ustedes esta nota de Mariana Iglesias publicada en el Diario Clarín el pasado 29 de abril, sobre los distintos colectivos que firmaron cartas por el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo y el aborto legal.

Aborto: una foto y un «colectivo» distinto de mujeres cada día para reclamar por la ley

Luego de las cartas firmadas por actrices y escritoras, se fueron sumando en las redes expresiones desde distintos ámbitos.

La legalización del aborto es un reclamo histórico del movimiento de mujeres. Y ahora, que por primera vez el tema se debate en el Congreso, muchas se están organizando una vez más para que se apruebe lo que consideran un derecho. Pero lo están haciendo de manera inédita: agrupadas por actividades y trabajos ponen sus firmas en una carta dirigida a los diputados pidiendo que voten la ley de interrupción voluntaria del embarazo, se toman una foto todas juntas y luego la comparten en las redes sociales.

Nota sobre aborto sociedad distintas organizaciones a favor del aborto

Aborto: una foto y un «colectivo» distinto de mujeres cada día para reclamar por la ley.

La iniciativa surgió de las actrices. El martes 10 de abril, en el primer plenario de comisiones que se realiza en el anexo de Diputados, Verónica Llinás, Carla Peterson y Griselda Siciliani subieron al estrado para decir que estaban a favor de la legalización del aborto. Y mostraron la “Carta abierta de actrices argentinas a las diputadas y los diputados de la Nación para pedirles su voto por el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Aborto Legal Seguro y Gratuito”. Entonces llevaba 410 firmas. Ahora ya suman el doble.

Esa misma tarde, las trabajadoras de prensa se reunieron frente al Congreso en una acción colectiva en apoyo a la ley y con el lema “Abortar es un derecho. Nuestro compromiso, comunicarlo con responsabilidad”. En la foto se ven 200 periodistas, comunicadoras, reporteras gráficas.

Fotos de colectivos de mujeres, parte de la campaña de apoyo a la ley que están en el Congreso.

Fotos de colectivos de mujeres, parte de la campaña de apoyo a la ley que están en el Congreso.

En la jornada siguiente subió al estrado Claudia Piñeiro, que mostró una carta similar firmada por 200 escritoras argentinas: “Y va a haber muchas más, porque no se me ocurre ninguna que esté en contra”, dijo. Ahora son 350.

Y siguió con las músicas y las trabajadoras de la industria musical, las camarógrafas y fotógrafas, las cineastas y trabajadoras de medios audiovisuales, las dibujantes, las comediantes, las bailarinas, las investigadoras y universitarias, las locutoras, las arquitectas y diseñadoras, las trabajadoras por los derechos de la niñez y la adolescencia, investigadoras del Conicet, las trabajadoras de la salud mental.

Fotos de colectivos de mujeres, parte de la campaña de apoyo a la ley que están en el Congreso.

Fotos de colectivos de mujeres, parte de la campaña de apoyo a la ley que están en el Congreso.

“Es muy importante que sea así, en colectivos. No sólo se trata de mandar una firma sino de tener la capacidad de juntarnos, y la lucha por esta ley lo está logrando. Hay mujeres que están invisibilizadas y de esta manera, juntas, en los distintos colectivos, se visibilizan. Nunca vi algo así, es un momento histórico, y el reclamo es urgente”, dice Piñeiro a Clarín.

“Creo que el pedido de a grupos tiene el objetivo de mostrar a la vez la cantidad y la diversidad de apoyos, y romper el prejuicio de quiénes somos las mujeres que abortamos y en qué condiciones. Me parece una campaña muy lograda”, opina Diana Maffía, doctora en filosofía y directora del Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires. Ella sumó su firma al documento de mujeres académicas.

“Está muy bien tener diversos apoyos en esta campaña, pero quienes hemos sido desconocidas en nuestra capacidad política y moral para tomar decisiones sobre nuestro cuerpo somos las mujeres, por nuestra condición de mujeres -sostiene Maffia-. Me parece bien que la campaña haga visible que lo decidimos desde muchos proyectos de vida que hemos elegido, algunos compatibles y otros no con la maternidad, y en todo caso cuando y con quién cada cual quiera”.

“Estos colectivos por afinidad laboral, por profesión, muestran que hay una enorme cantidad de expresiones que están apoyando este notable derecho. La construcción de colectivos ya estaba, lo novedoso es que la acción colectiva es enorme. Es una extraordinaria manifestación por este derecho que es atinente a la condición femenina”, asegura Dora Barrancos, historiadora, socióloga, investigadora del Conicet.

Sara Facio y otras 402 fotógrafas y camarógrafas ya firmaron la Carta Abierta a diputadas y diputados para que voten la legalización del aborto. #AbortoLegalYa (MU)

Sara Facio y otras 402 fotógrafas y camarógrafas ya firmaron la Carta Abierta a diputadas y diputados para que voten la legalización del aborto. #AbortoLegalYa (MU)

“Y en las generaciones jóvenes, dirán en las menores de 25 años, la voluntad identificatoria de sí mismas se da de manera colectiva. Ya no sienten que tengan que cumplir con este mandato subalterno y de reproducción. Se han corrido del comportamiento moralista del pasado. Para ellas el derecho a la sexualidad es fundamental, y no quieren que se lo retaceen”, agrega Barrancos.

Fotos de colectivos de mujeres, parte de la campaña de apoyo a la ley que están en el Congreso.

Fotos de colectivos de mujeres, parte de la campaña de apoyo a la ley que están en el Congreso.

Fotos de colectivos de mujeres, parte de la campaña de apoyo a la ley que están en el Congreso.

Fotos de colectivos de mujeres, parte de la campaña de apoyo a la ley que están en el Congreso.

“Que este reclamo sea de mujeres es crucial porque es una lucha histórica de las mujeres. La responsabilidad de la reproducción y la maternidad siempre ha estado en las mujeres. Que los varones acompañen, pero esta escena la ocupamos las mujeres, porque estamos reclamando un derecho que se nos ha negado históricamente-explica Eleonor Faur, doctora en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO)-. Y hay una suerte de legitimación que viene de la profesionalización en que el reclamo sea así. Son grupos de mujeres legitimadas por sus estudios, por sus profesiones, por los lugares públicos que ocupan. Son voces muy fuertes. Ojalá puedan escucharse las voces de todas las mujeres”.

En los próximos días firmarán sus cartas las psicólogas y psicoanalistas y las emprendedoras autogestivas.

Como contrapartida, la semana pasada se viralizó un video de famosos que se oponen a la aprobación de la ley. Bajo el lema «Cuidemos las dos vidas», se sumaron Maru Botana, Amalia Granata y Susana Romero. El resto de los 12 personajes que participaron (jugadores de rugby, músicos, periodistas) fueron hombre; entre ellos, Gastón Recondo, César «Banana» Pueyrredón y los hermanos Felipe y Manu Contepomi.