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declaración de Travestis Feministas en el EFLAC

Las travestis, transgéneros, transexuales y mujeres que tenemos la dicha de compartir este espacio con todas celebramos la realización de este evento y sobre todo celebramos la presencia de todos los feminismos y todas las feministas.

No somos ni nos consideramos nuevos sujetos o nuevas sujetas del feminismo. Somos diversas travestis, transexuales, transgéneros, muxheres, mujeres, vestidas, parecidas, colitas y los miles de nombres distintos que toman nuestras identidades. Estamos aquí porque como todas las presentes, somos feministas cada una a su modo y gusto.

También somos lucha, resistencia, nombres propios, somos cuerpos y pasiones feministas enfrentando al sistema patriarcal que nos oprime a veces de manera idéntica y otras veces de manera diferente a como oprime a cada persona, sujeta o sujeto que no encaja en sus parámetros normativos de privilegio.

Levantamos todas las banderas de nuestras luchas: por la despenalización del aborto, por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, sobre nuestros placeres, sobre nuestras sexualidades, sobre nuestras historias, sobre nuestras identidades.

Condenamos la trata y la explotación infantil, somos personas que el patriarcado pone en situación de prostitución, pero que no aceptamos la prostitución como un destino, exigiendo que se nos reconozca como fuerza productora de trabajo.

Somos feministas de la diferencia y también de la igualdad, feministas de la autonomía. Autonomía de los poderes para decidir sobre nuestros propios cuerpos, a transformarlos, a travestirlos.

Somos lesbianas, heterosexuales, travestis, transexuales, bisexuales, transgéneros, intersex. Somos las que nos enfrentamos al patriarcado todos los días en todos nuestros actos.

Somos negras, indígenas, mujeres judías y palestinas, somos putas, somos pobres, campesinas, somos jóvenes, somos viejas, somos feministas de todos los colores existentes

Rechazamos la criminalidad de nuestras identidades a través de leyes represivas, códigos contravencionales, códigos de faltas o cualquier otra ley basada en pretendida moral y las buenas costumbres.

Rechazamos todos los fundamentalismos aun los propios que sostienen el biologicismo como un destino e invitamos a desdibujar los márgenes de los cuerpos, las subjetividades. Los deseos.

Exigimos que se reconozca nuestra historia y nuestro activismo, contra todas las opresiones, no solo por quienes nos oprimen sino entre quienes son compañeras de lucha. Exigimos también estados laicos porque entendemos que sin la injerencia de la religión muchas opresiones dejarían de existir.

Exigimos derecho a la educación, a la salud, a la vivienda para todas nosotras como un derecho humano inalienable, porque defender los derechos humanos de mujeres travestis, transexuales, lesbianas, vestidas, colitas y tantas más, es defender los derechos humanos.

Celebramos la presencia en este encuentro de las artistas y en especial de las cabareteras porque creemos que el humor y la irreverencia son profundamente feministas.

(Sigue la firma de más de 300 adherentes)

Texto leído por Lohana Berkins, Asesora en la Comisión de Derechos Humanos de Diana Maffía, en la plenaria final del XI Encuentro Feminista de Latinoamericano y El Caribe. México D.F. Marzo de 2009.

Yo, Julieta Lanteri

Por iniciativa de la Diputada Diana Maffía, actualmente se impulsa en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires un proyecto de ley de nomenclatura para incorporar a la Estación «Carabobo» de la Línea A una estética cultural histórica y un desarrollo temático vinculado con la vida y obra de Julieta Lanteri, destacada luchadora por los derechos civiles y políticos de las mujeres argentinas e injustamente olvidada por la historia oficial.

Por Elsa Ramos*

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El 23 de febrero de 1932 Julieta Lanteri murió víctima de un dudoso accidente. Médica, feminista y luminosa luchadora por los derechos civiles y políticos de las mujeres.

Adelia Di Carlo, periodista y amiga de Julieta fue quien sembró la duda sobre las causas de su muerte al escribir en las páginas de Caras y Caretas que Julieta había recibido amenazas y temía por su vida. La historia de esos temores había comenzado dos años antes.

El 8 de setiembre de 1930 un golpe de Estado encabezado por el General Uriburu derrocó al Presidente de la Nación don Hipólito Yrigoyen y lo envió detenido a la Isla Martin García.

El Ministro del Interior del gobierno de facto, Matías Sanchez Sorondo, convocó al poeta Leopoldo Lugones para escribir la proclama del cuartelazo. Este poeta propagandista del golpe de Estado había definido al feminismo como «una enfermedad social, un mero agente de destrucción».

La Legión Cívica Argentina organización paramilitar comandada por Manuel Carlés se había sumado a la cruzada de la dictadura para «recuperar los valores nacionales» persiguiendo a anarquistas, comunistas, socialistas, judíos y feministas.

El Jefe de Policía Leopoldo Lugones (hijo) convirtió la Penitenciaría Nacional de la calle Las Heras en un centro de tortura y muerte y encarceló hombres y mujeres en la más despiadada represión política contra todo lo que considerara opositor.

Durante el año del gobierno de Uriburu, Julieta Lanteri sólo trabajó en su consultorio y las reuniones feministas se convirtieron en veladas literarias, una forma de reunirse sin llamar la atención.

En 1931 después de las elecciones basadas en el fraude, Julieta decide desempolvar su Partido Feminista.

El 20 de febrero de 1932 asume la Presidencia de la Nación el General Agustín P. Justo.

Al día siguiente se producen manifestaciones de socialistas y radicales en varios puntos de la Ciudad, que pedían «procesos a todos los responsables de la tiranía y castigo y disolución de la Legión Cívica». Los  miembros de esa organización los atacan a balazos .
Mientras tanto Julieta reunida con otras feministas, pone en marcha la convocatoria de afiliadas del Partido Feminista, sabía que la lucha que iba a ser más dura que antes y hace un aporte de setecientos pesos para la campaña.

El 23 de febrero a las tres de la tarde, Julieta caminaba por Diagonal Norte y Suipacha cuando un automóvil subió a la vereda y la atropelló. El impacto le parte el cráneo, la internan pero los esfuerzos de sus colegas no pueden salvarla y muere el 25 de febrero de 1932.

Las actas policiales sobre el supuesto accidente son ilegibles, los expedientes judiciales han desaparecido. Sólo sabemos que el chofer del automóvil era de la Legión Cívica.

El trámite de sucesión muestra una absoluta bancarrota, había perdido todas sus propiedades y sólo le quedaban deudas que la subasta de sus pocas pertenencias no pudieron cubrir.

Julieta Lanteri lo había entregado todo: vida y bienes a la causa de las mujeres.

Hoy la recordamos en el Aniversario de su muerte. Pero quienes seguimos en el camino de su lucha, todos los días celebramos su vida.

*Asesora de la diputada Diana Maffía en la Comisión de Cultura de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.

Lea aquí el proyecto completo

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«Los varones nos comprometemos a respetar el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y sus vidas»

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Con estas palabras y con el compromiso de acompañar y generar acciones en defensa de los derechos de las mujeres, un grupo de varones representantes de colectivos sociales, políticos y culturales asistieron ayer al Acto en conmemoración del Día internacional de la mujer organizado por la Comisión Especial de Igualdad Real de Oportunidades y de Trato entre Mujeres y Varones y la Comisión de Mujer Infancia Adolescencia y Juventud de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El acto «Todas y todos». Con los varones en la defensa de los derechos de las mujeres, tuvo el objetivo de que ellos se comprometan frente a mujeres reconocidas por su trabajo en la defensa de derechos, legisladores, legisladoras y el público en general a difundir y defender los derechos de las mujeres durante el año 2009.

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Mientras ellas iban enunciando sus derechos, ellos respondían comprometiéndose a luchar para conseguir el goce efectivo de los mismos. Una de las lecturas fue protagonizada por la prestigiosa periodista de Canal 13 Liliana Hendel quien expresó: «Todas las mujeres tenemos derecho a decidir si queremos ser madres. También tenemos derecho a decidir libremente en qué momento tener hijos y cuántos tener. Todas las mujeres tenemos derecho a la educación, información y medios que permitan hacer realidad estas decisiones. También tenemos derecho a elegir qué cuidados darle a nuestro cuerpo durante el embarazo y el parto». A lo que el rabino rabino de la Comunidad Bet-el Daniel Goldman respondió: «Los varones nos comprometemos a estar codo a codo con nuestras compañeras en el momento de decidir ser madres y padres y durante el embarazo y el parto, respetando sus tiempos y sus deseos».

También asistieron al acto especialmente invitados/as Mariana Romero, médica, investigadora asociada al Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES); Mariano Fernández Valle, activista autor del blog Masculinidades en Reconstrucción; Graciela Di Marco, socióloga, profesora Universidad de San Martín (UNSAM); Martín Bohmer, profesor de derecho y director de la Carrera de Derecho de la Universidad de San Andrés; Graciela Morgade, investigadora y profesora Universidad de Buenos Aires; Jorge Casin, Coordinador de la Agenda de los varones por la equidad; Zunilda Valenciano, Consejo directivo Nacional de la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN); Jorge Vinacur, presidente de SOGIBA (Sociedad de Ginecología y Obstetricia de Buenos Aires); Fanny Edelman, dirigente política; entre otros/as.

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«Éste es un intento para que los cuerpos de varones y mujeres no sean proyectos ya dibujados de una cultura, sino que sean una invitación a las libertades y a las utopías personales. Con este compromiso, quisimos distinguir a personas valiosas que luchan permanentemente por los derechos de las mujeres» resaltó la legisladora porteña Diana Maffía, presidenta de la Comisión Especial de Igualdad Real de Oportunidades y de Trato entre Mujeres y Varones durante el cierre del evento.

Lea aquí el compromiso

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26 de noviembre de 1911: Julieta Lanteri vota en elecciones municipales de la ciudad de buenos aires

1911-2008.-

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Julieta sacó del ropero su traje blanco, el de las grandes ocasiones.

Se vistió y revisó su cartera. No faltaba nada, tenía todos sus «papeles».

Allí tenía en sus manos la Carta de Ciudadanía Argentina que hasta ese momento sólo había logrado Mariana Chertkoff.

Resonaban aún en sus oídos las palabras del Fiscal de Cámara, Horacio Rodríguez Larreta, que se pronunció a su favor con el argumento de que “ni la Constitución Nacional ni la ley limitaban el derecho de naturalización en razón de sexo”.

La Cámara Federal se pronunció en igual sentido.

Julieta y María Barreda, la primera abogada argentina, salieron del tribunal sabiendo que habían ganado la primera batalla.

También tenía la papeleta que la habilitaba a votar en las elecciones de renovación del Concejo Deliberante.

Había sido fácil obtenerla: italiana naturalizada argentina, vecina de Buenos Aires, pagaba sus impuestos como médica y nada decían aún las leyes del municipio sobre el sexo de los votantes.

Julieta Lanteri estaba nerviosa pero feliz. Hizo la fila en el atrio de la iglesia de San Juan, ante la mirada socarrona de los varones, risas, codazos y comentarios en voz baja. Votó y al salir recibió la felicitación del presidente de mesa “por ser la primera mujer Latinoamericana que lo hacía.” El flash del fotógrafo inmortalizó la escena.

Tiempo después, el Concejo Deliberante se encargó de que ninguna mujer volviera a votar. La nueva Ley de Empadronamiento dejaba bien claro que sólo votarían quienes tuvieran sus certificados del servicio militar, que obviamente sólo hacían los hombres.

Tuvieron que pasar 36 años de luchas feministas para que todas las mujeres pudieran hacerlo.

autorDiana Maffía fecha5 Nov 2008 categoriaderechos humanos, feminismo, mujeres comentarios1 comentario

dictamen del INADI contra el test tyson

El INADI (Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo) emitió un dictamen contra el Test Tyson, Madura K.O., publicado en la revista Hombre a comienzos de este año, en el que destacó su carácter discriminatorio e instó a los/las responsables de las publicaciones de la Editorial Perfil S.A. a reflexionar acerca de los contenidos publicados a fin de eliminar todo tipo difusión de expresiones discriminatorias.

La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por iniciativa de la diputada Diana Maffía, ya había manifestado su repudio a esa publicación al considerar que constituía una manifestación que naturalizaba y se complacía en la violencia contra las mujeres.  

Descargar dictamen completo: 223/08