Comparto con ustedes la entrevista realizada a principios de enero con Alfredo Grande en su programa «Sueños Posibles» en La Retaguardia Radio.
A continuación se publica la transcripción, y el audio original puede escucharse acá:
Diana Maffía, Alfredo Grande y la banalidad del bien
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Diana Maffía y un diálogo profundo
con Alfredo Grande. |
(Por La Retaguardia) En su programa Sueños Posibles, que se emite por Radio La Retaguardia, Alfredo Grande hizo un balance de fin de año junto a la doctora en Filosofía Diana Maffía. Abordaron distintas temáticas como la discriminación, la violencia, la niñez, y la corrupción. Además de reflexionar acerca de los avances y retrocesos registrados en los últimos años respecto a problemáticas vinculadas al género.
Partiendo del concepto de la “Banalidad del mal” elaborado por la filósofa alemana Hannah Arendt, el psicoanalista Alfredo Grande reflexionó acerca de lo que sería la “Banalidad del bien”.
“Tengo la sensación de que se está banalizando lo que es el bien, la no discriminación, los derechos humanos, la justicia social, la distribución de la riqueza”, señaló al introducir la entrevista que le realizó en la última emisión de 2014 de su programa Sueños Posibles a Diana Maffía, filósofa y legisladora porteña mandato cumplido, actual coordinadora del Observatorio de Género en la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires.
“Se habla de derechos humanos como algo retórico pero basta mirar a nuestro alrededor para ver las cadenas de violaciones de derechos humanos, porque algunas de las cosas que nos han preocupado requieren de esta persistencia y requieren estar alertas a todas las consecuencias cercanas y lejanas que tiene la despreocupación del Estado, la mala praxis política, el omitir las obligaciones, el dejar morir. Está el matar que es muy evidente, pero también el dejar morir que es un poquito menos evidente”, afirmó Diana Maffía en el inicio de la charla con Alfredo Grande por Radio La Retaguardia.
“Una de las cosas que parten de la reflexión de Hannah Arendt sobre la banalidad del mal –continuó– es que a veces el mal no es la intención de un sujeto monstruoso, sino que es un mecanismo productor de algo monstruoso pero cada uno de sus engranajes son personas cualquiera, y esto también nos tiene que hacer pensar porque fortalecer, garantizar los derechos humanos es parte de un trabajo sobre todo estatal pero también de un trabajo colectivo donde cada uno de nosotros y nosotras somos pequeños engranajes, no somos héroes, pero si ese engranaje falla aparecen estos quiebres, estas consecuencias indeseables, que a veces terminan en una tragedia”.Trivializaciones
Durante la charla con Diana Maffía, Alfredo Grande se refirió además a la trivialización que se realiza generalmente de algunos temas, como por ejemplo la discriminación: “ponerle a todo el mote de lo discriminatorio, o que todo puede ser ‘bullying’, me parece que es una inesperada forma de hacerle el juego a la derecha”, señaló el conductor de Sueños Posibles.
Al respecto, Maffía coincidió en que la trivialización y la falta de profundidad conducen hacia ese lugar: “también la falta de consecuencia porque esa sobreactuación en algunos temas no siempre va seguida por sensibilidad en todo lo que corresponde a esos temas. Hay cuestiones que se ponen de moda, sencillamente, hay campañas, más sensibilidad sobre eso. Cuando uno se pone muy susceptible con un tema aparecen las señales de una manera más obvia, eso es parte de lo que ocurre, la sensibilidad también se educa, y cuando uno ve conductas discriminatorias, sexistas u homofóbicas, de cualquier índole que pudieran considerarse fuera de la aceptación de la diversidad del otro o de la otra, cuanto más te metés en estas conductas más pequeños signos encontrás en la conducta cotidiana. De todos modos, la acusación no puede ser la misma, porque las responsabilidades tampoco son las mismas y porque parte de los efectos de ciertas conductas sociales son estos modelos que a veces resultan efectivamente discriminatorios”.
En este punto, Maffía ejemplificó con el humor: “funciona porque hay estereotipos, si no no podría funcionar. Si no funcionaran en nuestra cabeza las metáforas y los estereotipos en los que se basa el humor, sería muy difícil comprender un chiste. El chiste es ese sentido agregado, sobreagregado, que cuenta con la complicidad de nuestra interpretación. Podés hacer un chiste entre personas que saben que nunca discriminarías, pero de otra manera no”.Avances y retrocesos
Diana Maffia es una reconocida militante de género, por lo que en el marco de la entrevista en Sueños Posibles se le pidió que realizara una evaluación sobre lo sucedido con estas temáticas durante los últimos años: “creo que se avanzó en la conciencia respecto a la violencia de género. No resulta ya tan aceptable que haya violencia contra las mujeres, resulta chocante; se ha transformado en algo que tiene una sanción social, cosa que antes no ocurría, estaba naturalizado, perfectamente asimilado. En este momento me parece que hay un poco más de conciencia con respecto a eso. No está acompañado de todas las políticas públicas que hacen falta, pero hay un enorme avance también. Si uno hace grandes tramos, para quienes venimos desde hace veinticinco años luchando en estos temas, yo diría que en los últimos diez en esto se avanzó. En las cuestiones de discriminación por diversidad, en la aceptación de la diversidad, desde luego creo que es uno de los avances más impactantes, la cuestión de la Ley de Identidad de Género creo que es un cambio de paradigma tan enorme que todavía muchos cambios sociales no están hechos porque sorprenden las situaciones que se presentan y hay que estar generando soluciones para situaciones que no estaban previstas, que tienen que ver con el reconocimiento no solamente de la identidad de los sujetos, sino de los vínculos y de todo lo que deriva de nuestras relaciones con la sociedad, en función del género que se nos reconoce. Entonces me parece que ahí ha habido un avance también sumamente importante”.
En cuanto a los puntos negativos, Maffía no dudó: la falta de avances en la despenalización del aborto. “Es una demanda del movimiento de mujeres desde hace muchísimo tiempo, y que una gestión de diez años de gobierno, preocupada supuestamente por los derechos humanos, por las cuestiones de género, por los marcos de derechos humanos en las políticas públicas y con muchas feministas dentro de su estructura, no haya logrado siquiera poner en debate; que las dos oportunidades en las cuales el Congreso pudo iniciar un debate, ese debate haya sido silenciado por el Poder Ejecutivo, silenciado por Cristina Kirchner, me parece que es un retroceso. No solo no es un avance y es sorprendente que no se haya hecho, sino que hay un retroceso importante porque no están funcionando las áreas del Estado que tendrían que funcionar, como el Poder Legislativo, que tendría que funcionar normalmente pero los diputados oficialistas están instruidos para no permitir que se discuta este tema”.
Otra problemática en la que la doctora en Filosofía percibe retrocesos es en cuestiones vinculadas con las responsabilidades maternas y paternas: “creo que hay una crisis en relación sobre todo con el reconocimiento de una figura como es la del abuso sexual infantil que fue muy difícil asimilar, y que tiene en este momento el retroceso que hay profesionales de salud mental, y también de sectores de justicia que aceptan algo como el llamado ‘síndrome de alienación parental’, lo que llamamos
el falso SAP, porque no es un síndrome, ni un conjunto de conductas que se puedan reconocer como algo legítimo, que promueve la idea que las denuncias por abuso o por violencia que hacen las mujeres con respecto a ellas y a sus hijos son mentiras y mecanismos de las mujeres para obtener ventajas en los divorcios y en las divisiones de bienes. Y esto produce forzamientos del vínculo de los hijos víctimas de ese abuso con los abusadores, re-vinculaciones, obligaciones de asistir a un régimen de visitas; es decir, una serie de situaciones torturantes para los niños. Este retroceso en creer en la palabra de mujeres y niños, algo que había costado mucho obtener en nuestra justicia, porque pensemos que la palabra de las mujeres no valía nada, ni siquiera podíamos ser testigos en un juicio hasta prácticamente mediados del siglo XX; a su vez los niños no eran sujeto de derecho hasta que se aplicó la Convención por los Derechos del Niño que obliga a que sean escuchados en todas aquellas cosas que les atañen, pero ser escuchados implica prestarles atención de verdad, dar crédito a su palabra y hay un retroceso importante tanto en la palabra de las mujeres como en la de los niños y eso me parece que es parte de lo que tiene que ver con estos conflictos, relaciones de poder que se van modificando y que resulta muy difícil poner en un nuevo equilibrio”.
La adopción como problema y no como solución
En este punto de la entrevista, el propio Alfredo Grande reflexionó: “con esto de que los niños son sujeto de derecho y que hay que escucharlos, aparecen funcionarios y pretenden por ejemplo preguntarle a un niño menor (alojado en un instituto) adónde quiere vivir, creándole una expectativa respecto a que lo adopten, teniendo incluso varios hermanos. Lo que en este momento se observa es un descuartizamiento de los lazos fraternales porque los sacan del instituto donde están pero cada uno va donde puede y muchas veces los padres adoptantes los devuelven”.
Al respecto, Maffia respondió: “la situación de adopción es muy cruel tanto para quienes quieren adoptar como para quienes van a ser adoptados. Vos mencionás el caso en que un grupo de hermanos está en el mismo hogar. Conozco muchos casos en que lo que han hecho es separarlos porque también estos lugares de encierro o a veces de pretendida protección de los niños, niñas y adolescentes son una red que económicamente mueve mucho dinero, mueve subsidios del Estado, mueve becas, entonces hay una disputa por ese recurso. Muchas veces los hogares son hogares que aceptan solo niñas o solo a menores de 14, o tienen criterios por los cuales las familias resultan realmente desmembradas porque los funcionarios los van enviando a los hogares con los que tienen vínculos y quedan esas redes de cuidado mutuo, niños que muchas veces vienen de situaciones de mucho dolor y sufrimiento, y no son situaciones fáciles. Los chicos que han terminado en un hogar son chicos que no tienen otras redes más que esa, entonces efectivamente es una crueldad muy grande no contemplar el deseo, el proyecto de vida, la ilusión, todo lo que hace trascendente a una persona”.
La lógica Cromañón
La entrevista con Diana Maffia también tuvo espacio para reflexionar acerca de la Masacre de Cromañón,
a diez años del incendio del boliche de la zona de Once que provocó la muerte de 194 personas. Para Grande, tras este hecho, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires “también cayó en la banalidad del bien y
cerró todos los boliches y centros culturales más pequeños, como una manera de evitar futuras masacres”.
En este sentido, la ex legisladora porteña afirmó: “en ese momento lo tomé no como una manera de reparar sino como una especie de condicionamiento, de ‘si querés lugares para ensayar y que sean baratos, tenés que aceptar esto’; es decir: el comercio, el riesgo, que te exploten, y si no nada. La alternativa es: explotado o nada. Es lo mismo cuando pedís que no haya represión policial y la policía dice ‘entonces no intervenimos’. No, hay que intervenir democráticamente; y no dejar de intervenir. A raíz de estos diez años de Cromañón recordaba que Aníbal Ibarra había reemplazado el cuerpo de inspectores por una autodeterminación de los dueños de los boliches acerca de cuánta gente iba a entrar en el boliche, qué condiciones de seguridad iban a tener, se ponían de acuerdo ellos. Esta falta de responsabilidad por parte del Estado de las consecuencias de lo que en realidad le corresponde brindar -que es la seguridad- para dejarla en un mercado también tiene que ver con esta banalidad”.
Respecto a la postura de algunos organismos relacionados al gobierno nacional que no han tomado entre sus banderas a la Masacre de Cromañón, Maffia señaló: “es algo que vemos también en la actualidad cuando fue
el accidente de Once; estas cuestiones donde por adhesión a determinado sujeto o determinadas políticas, se cierren los ojos al sufrimiento de personas que en abstracto se dice defender”.
Una extensa charla entre Alfredo Grande y Diana Maffia sobre temas que formaron parte de la agenda del año que acaba de terminar, pero que seguirán presentes en las de este flamante 2015; discriminación, género, adopción, aborto, violencia, niñez, corrupción. Fue parte de un cierre de año reflexivo, con el sello distintivo de Grande y la profundidad del análisis de Maffía.
Publicado el domingo, 4 de enero de 2015