«Pobre el Pueblo…» Sesión de homenaje a Néstor Kirchner
La muerte de Néstor Kirchner me encontró a mucha distancia de mi país y, como muchas personas, tuve una intensa reacción emocional. Contra mi temperamento habitual, no fue una reflexión lo primero que me suscitó la noticia, sino una emoción. Cierta necesidad de compartir con «mi gente» ese momento, lo cual no fue posible. La mediación de los diversos canales de comunicación y los relatos no cubrían en absoluto esa necesidad, y entiendo muy bien por qué la gente salió a la calle a juntarse en una muchedumbre que les certificara su pertenencia a ese sentimiento colectivo.
Comienzo relatando esto porque siendo yo opositora explícita al gobierno de Néstor Kirchner, y muy crítica de muchas de las palabras y acciones de Cristina Kirchner, esa reacción no era esperable ni siquiera para mí misma. Y lo relato también por una convicción ética sobre el valor de la palabra, porque comparto aquello que decía Bertolt Brecht poniéndolo en boca de Galileo Galilei: «El que desconoce una verdad es sólo un tonto, pero el que la conoce y dice que es mentira es un criminal».