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Entrevista con Radio de las Américas
Comparto con ustedes la entrevista realizada en el programa «5 mañanas» de Radio de las Américas que se puede escuchar en
https://www.facebook.com/
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LA FUNDACION KONEX INSTITUYO POR PRIMERA VEZ EN 37 AñOS UN GALARDON AL FEMINISMO
Por primera vez en su historia, la Fundación Konex agregó a las 20 disciplinas tradicionales el premio por Estudios de Género. En la primera ocasión, premiaron a Clara Coria, Diana Maffía, Dora Barrancos, Eva Giberti y María Luisa Femenías.
Por Sonia Santoro
Clara Coria, Diana Maffía, Dora Barrancos, Eva Giberti, y María Luisa Femenías serán premiadas el 13 de septiembre con el Premio Konex. Por primera vez, después de 37 años desde su creación, los Konex harán lugar a la disciplina Estudios de Género.
Luis Ovsejevich, presidente de la Fundación Konex, sostuvo que “es una disciplina no reconocida en general en la sociedad argentina, y era muy importante otorgarle un premio Konex para consolidarla”, luego de que los 20 jurados reunidos para decidir las 20 disciplinas dentro de las Humanidades que merecían un lugar y un reconocimiento entre los Konex decidieron que no podía faltar la disciplina Estudios de género.
Algo de ese borde por el que se mueven quienes se dedican a esa disciplina, contó Diana Maffía, directora del Observatorio de Género en la Justicia dependiente del Consejo de la Magistratura de CABA, a Página/12:
–Hace unas semanas, una mañana sonó el teléfono en casa y era Luis Ovsejevich. Me dijo que me llamaba para anunciarme que era Premio Konex, y le pregunté, ‘¿abrieron una categoría especial?’. Se rió y me preguntó por qué decía eso, y le dije que toda mi carrera había sido hostigada y castigada por dedicarme a la teoría feminista, así que no esperaba esa distinción de mis colegas. Se tomaron su tiempo para considerar que no era una moda pasajera sino una corriente crítica de pensamiento donde desde todas las disciplinas se han producido resultados teóricos muy relevantes. Bienvenida esa percepción.” Maffía, agregó que “cada una de nosotras representa un recorrido de muchas compañeras, académicas y no académicas. Porque el feminismo teórico y el movimiento de mujeres se realimentan en la reflexión y en la acción. Entonces siento que estoy allí cálidamente llevada por tanta constancia feminista militante, tanta desobediencia consecuente, que al final nuestra presencia no puede ser ignorada. Voy a recibir ese premio en nombre de todas esas compañeras de pensamiento y de lucha”.
La psicóloga Clara Coria, autora de “El sexo oculto del dinero”, consideró que “Konex ha comprendido que sin respeto mutuo no hay cambio social posible. Por eso es para celebrar que haya incluido los Estudios de Género que ya llevan más de 30 años en la Argentina donde muchísimas mujeres –y algunos varones– han comprometido lo mejor de sus energías para hacer visible que la naturalización de los privilegios masculinos destruye las prácticas solidarias. Para mí es un honor haber sido elegida la primera vez que se incluyen los Estudios de Género.” Pero consideró que es “grave que todavía no haya una campaña sobre la violencia de género dirigida a los hombres y que ponga en evidencia cómo se perpetúa el modelo social patriarcal, así como también todo lo que encubre la violencia masculina para perpetuar un modelo de poder social”.
“Esperamos sinceramente que de aquí en adelante los premios Konex alcancen siempre a quienes investigan la condición de las mujeres, las relaciones de género y las sexualidades disidentes. Advertir que son dimensiones fundamentales de la vida humana es contribuir a subrayar su significado como cuestiones científicas que no pueden ser soslayadas –dijo la socióloga Dora Barrancos–. La verdad es que estos premios tienen mucho reconocimiento en los propios circuitos académicos, y de veras me sorprendió. Sigo pensando que lo más importante es el juzgamiento de las comunidades ‘afines’”. Y dedicó el premio a “quienes han luchado por la dignidad, por la equidad, por el reconocimiento de sus derechos como mujeres y como personas de identidad sexual diversa. Y muy especialmente a una mujer injusticiada, a Milagro Sala”.
María Luisa Femenías, doctora en filosofía, sostuvo que “un premio y en especial este premio, representa en quienes lo recibimos el reconocimiento de una larguísima lista de mujeres y varones que han luchado por la equidad y la conformación de una sociedad más justa y más igualitaria para la mejor convivencia del conjunto de la sociedad, con independencia del sexo, del género, y de las opciones sexuales que, como se sabe, se intersectan con la clase, la etnia y la cultura en general, abriendo o cerrando posibilidades de vida a todas las personas. Estoy complacida pero sé que formo parte de un amplio conjunto de mujeres que, con mayor o menor repercusión, vienen trabajando sobre este tema-problema, muchas de modo casi invisible u olvidadas.”
Para Femenías “queda claro que se está modificando la estructura vincular de la sociedad; más en las resistencias que muestran algunos sectores que no quieren revisar sus lugares de privilegio naturalizados bajo diversas formas argumentales, que por la toma de conciencia efectiva y general de amplias capas de la sociedad. Con esto no quiero decir que no haya conciencia del cambio, sino que las ventajas positivas son más fáciles de sopesar con cierta perspectiva temporal y conjuntamente mientras que las resistencias se manifiestan expresamente bajo argumentos que encubren su verdadero sentido”.
Para la psicoanalista Eva Giberti “formar parte de un grupo de mujeres reconocidas por su trabajo y su militancia en el feminismo me alegra, así como el premio significa una distinción que agradezco. Que Konex incorpore esta dimensión en su calificado jurado constituye una nueva forma de empinar el tema de los géneros en la vida universitaria y en la comunidad toda”. Y dedicó el galardón “a las primeras mujeres que trabajaron para imponer los Estudios y al minúsculo número de hombres que, con coraje, adhirieron al proyecto. También a los miles de personas que, en soledad, padecieron violencias por motivo de su género”.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-308580-2016-09-05.html
Recientemente, en Radio Vorterix de Bahía Blanca, Maximiliano Allica me hizo una entrevista donde hablamos del proyecto de paridad, la distribución de tareas de cuidado, la violencia de género, la filosofía feminista y la política actual.
[youtube 1lkZTnKR7HU]
Comparto con ustedes la entrevista realizada por el portal Diario Uno de Santa Fe.
Diana Maffía estuvo en Santa Fe y analizó el problema de la violencia, los vagones exclusivos y los roles dentro del hogar.
Comparto con ustedes la entrevista publicada en El Litoral de Santa Fe
También en ciencia, a mayor categoría menos mujeres
Una paridad difícil de alcanzar en el campo científico, con muchas menos mujeres en las escalas superiores de investigación, los “peajes” para llegar a esas categorías y la necesidad de políticas públicas que establezcan la responsabilidad del cuidado familiar, en este diálogo.
Gabinete masculino. Para la investigadora, la paridad tiene que ser un objetivo de la comunidad científica. Mientras tanto, el gabinete nacional de Ciencia y Técnica está formado sólo por varones. Foto:Flavio Raina
Nancy Balza
politica@ellitoral.com
Una mujer científica cuenta que cuando una colega obtuvo su ingreso a la carrera de investigación, algunos compañeros la saludaban y otros le preguntaban: “¿Estás embarazada?”. La anécdota fue recogida por Diana Maffía en el desayuno de trabajo organizado el jueves último por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la UNL, en el marco del programa Más Igualdad, Mejor Ciencia. Y su conclusión fue que “felicitar a una mujer en el ámbito de una universidad, de investigación y por colegas debía ser un logro femenino, y el logro femenino es tener hijos”.
Siguiendo en esta línea y a la hora de analizar algunas dificultades que atraviesan las mujeres para acceder a las escalas superiores, Maffía, Dra. en Filosofía e investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la UBA evaluaba: “Si el logro femenino es tener hijos y queremos tenerlos, ¿cuál es el acompañamiento institucional para esta enorme diferencia entre varones y mujeres?”.
—¿Qué tan lejos o qué tan cerca estamos de lograr la igualdad de género en el campo de las ciencias?
—Depende del modo en que lo analicemos. Una cuestión es la estadística, la más fácil de ver: cuántas mujeres y cuántos varones hay en cada categoría. Y ahí notamos, como en otras áreas de trabajo, la cuestión de la segregación vertical: a medida que ascendemos en la categoría hay menos mujeres y más varones. Entonces, estadísticamente somos la mitad del sistema de investigación pero acumuladas en las categorías más bajas, y a medida que se asciende la proporción es muy desventajosa para las mujeres. La proporción de investigadores superiores en este momento debe ser de un 75 % de varones y 25 % de mujeres. Cuando comenzamos a trabajar en la Red de Género, Ciencia y Tecnología en el año ‘94, la proporción era de 8 % de mujeres y 92 % de varones. Quiere decir que en poco más de 20 años alcanzamos a ser la cuarta parte de los investigadores superiores, pero todavía estamos lejos de la paridad si miramos la ubicación en la escala. Lo mismo pasa en otras tareas, en la Justicia, la empresa o la política.
—¿De qué otra manera se puede analizar?
—Otra manera de mirarlo es a partir de cuáles son los “peajes” que pagamos las mujeres para llegar a esa categoría y analizar cuántas mujeres quedan en el camino y por qué. Y vemos algo que recién se empieza a trabajar en los últimos años de manera teórica que es la desigual distribución en las tareas de cuidado. Está implícito que las mujeres nos vamos a hacer cargo de la crianza y de las tareas domésticas, cosa que en parejas más jóvenes y más igualitarias ya han discutido. Pero no se trata de discutirlo en el plano de la intimidad, sino de hacer una discusión política al respecto. La política no está organizada alrededor de esas necesidades sino de prioridades económicas. Siempre empiezan más mujeres y varones en la carrera de investigación y en algún momento se hace una meseta y luego baja abruptamente la cantidad de mujeres.
—¿Hay una edad en la que ocurre ese amesetamiento?
—La edad es entre los 35 y 45 años, que es cuando el conflicto se presenta de manera más intensa. En general, las mujeres abandonan la carrera después del segundo hijo; con el primero la pilotean como pueden. Además, tiene que ver con cuáles son los salarios que perciben las mujeres y la posibilidad de que ese trabajo de cuidado pueda ser suplido en el mercado. La responsabilidad del cuidado debe ser pensada desde las políticas públicas: no debe estar feminizado porque es una responsabilidad de todos y todas; no debe estar privatizado, porque no es solamente una necesidad que surge del ámbito de la familia, ni tampoco mercantilizado, porque eso implicaría que algunos puedan acceder y otros no. Para que haya igualdad en los planos profesionales, deben explicitarse estas responsabilidades de cuidado.
En el Conicet, la Dra. Dora Barrancos que está en el directorio cumpliendo su segundo período, promovió medidas específicas para facilitar el equilibrio entre carrera y familia: la posibilidad de extender un año el informe de investigación en el período en que la mujer ha gestado o ha tenido un hijo, y la posibilidad de extender el límite de edad para que pueda ingresar a una categoría: si tiene un hijo, un año más, dos hijos dos años, tres o más hijos, tres años. Eso hace que no se pierda el tren de la carrera pero tampoco la voluntad o el deseo de tener hijos en el momento en que crea apropiado hacerlo.
—El porcentaje de mujeres en cargos superiores de investigación se amplió, ¿en algún momento se va a alcanzar la paridad?
—Lo que tiene que ocurrir es que ése sea un objetivo de la comunidad científica. Y tengo que decir, con decepción, que el ministro de Ciencia y Técnica tiene un gabinete exclusivamente formado por varones. Entonces, la igualdad de género y la equidad no parece ser parte de sus objetivos. En el Conicet sí se ha avanzado bastante y tenemos que insistir con todas las políticas públicas, no sólo de ciencia y tecnología. Porque no es que tengamos exceso de científicos: necesitamos más científicos y científicas. Entonces, desperdiciar recursos humanos por un prejuicio de género es poco inteligente. Los mismos argumentos con los cuales se desarrolla una política científica nos tendrían que llevar a favorecer la equidad. Cuando esto no ocurre es porque hay inclinaciones prejuiciosas o falta de sensibilidad con este tema. La sensibilidad se educa y tengo la esperanza de que al ministro de Ciencia y Técnica, Lino Barañao, logremos educarlo.
«Producir una convocatoria dirigida a mujeres, donde podemos vernos, escucharnos y establecer esta empatía con otras experiencias, me parece que es de un impacto en cuanto a política científica muy importante y original”.
DIANA MAFFÍA
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Fuente: http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2016/06/21/politica/POLI-06.html