Diana Maffía

Como es de público conocimiento, me ha tocado representar a la Legislatura como parte del Jurado de Enjuiciamiento en el juicio político que concluyó con la destitución de la magistrada Elsa Parrilli.

Fui la única mujer, y también la única con una formación distinta a la jurídica en ese jurado, el primero que se realiza en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Por muchos motivos se trató de un juicio con mucha complejidad, y significó una reflexión muy profunda para mí llegar a las conclusiones finalmente vertidas. Conté para ello con la colaboración de la Dra. Teresa Nóbili y el Dr. Martín Böhmer, con quienes me une el acuerdo en principios fundamentales acerca del papel de la justicia en la vida republicana.

Quiero compartir el resultado final de la sentencia, donde figuran todos los votos, y donde espero se transluzcan las convicciones más profundas sobre lo que significa para mí aquello que Ronald Dworkin llamaba “comunidad de principios”; aquella donde las personas están ligadas entre sí porque aceptan que los gobiernan principios comunes y no sólo reglas establecidas por un compromiso político.

En esta comunidad la política sirve para debatir la visión de sí misma y de la justicia, sobre qué principios se va a sustentar la convivencia, qué valor le vamos a dar a las normas, a la igualdad, a la solidaridad; qué modelo de sociedad esperamos construir con la intervención colectiva. Como legisladora, me sentí representando estas aspiraciones de la comunidad y considero que fue un momento de extraordinaria importancia.

Espero haber cumplido las expectativas que todo ciudadano o ciudadana tiene derecho a fundar sobre sus representantes, y haberlo hecho de un modo que no los/as reemplace como sujetos morales sino que los/as exprese responsablemente en sus propias y legítimas aspiraciones sobre la calidad de la democracia.

El texto de la sentencia

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