Se fue una mente brillante
Murió Gregorio Klimovsky, docente e investigador. Si bien se dedicó a la matemática, su especialidad fue la filosofía de la ciencia. Como epistemólogo, contribuyó al desarrollo de disciplinas tales como ética y metodología de la investigación científica, y fue uno de los iniciadores de la lógica y de la filosofía de la ciencia en nuestro país.
En su afán por el conocimiento, unió las ciencias exactas con las sociales y humanas, un logro que muy pocos han podido concretar.
Una de sus obras de la que se sentía más que orgulloso es Las desventuras del conocimiento matemático, que escribió en coautoría con Guillermo Boido y que fuera publicado en el año 2005. En ese trabajo sintetiza el conocimiento que le ha significado su prestigio y resume sus inquietudes y preocupaciones. Klimovsky obtuvo varios premios de la Fundación Konex: Diploma al Mérito en Lógica y Teoría de la Ciencia (1986), Premio Konex de Platino (1986), Diploma al Mérito en Lógica y Teoría de la Ciencia (1996), Premio Konex de Platino (1996) y Premio Konex de Brillante en Humanidades (1996). También logró el Premio de Roma de la Asociación Psicoanalítica Internacional (1989) por los significativos aportes realizados acerca de la fundamentación epistemológica del psicoanálisis.
Fue también presidente de la Universidad Di Tella y uno de los directores de la Fundación Bariloche. En 1984 fue miembro de la Conadep y, hasta su muerte, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Su última obra fue Mis diversas existencias , donde pasa revista a la miríada de personajes que conoció a lo largo de una vida impulsada por una avidez intelectual insaciable.
Se fue una mente brillante, quedan sus pensamientos y sus obras.
Susana Campari, asesora de la Comisión de Educación, Ciencia y Tecnología.