Aborto, sicarios, amores y peruanos*
«El Papa acaba de preguntar esta semana: “¿Es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema? ¿Es lícito contratar a un sicario para resolver un problema?”. Esta pregunta no espera una respuesta, es puramente retórica, le alcanza con imponer sus términos de interrogación. Porque así como la metáfora geométrica del poliedro arrastra los sentidos de complejidad y equidistancia, la metáfora del sicario adosa las condiciones de criminalidad, inmoralidad y exclusivo autointerés con desprecio por la vida humana. Y Francisco, el Papa, les aplica esa metáfora a las mujeres, con las que no dialoga porque pertenece a una institución que por dogma no las acepta en igualdad de condiciones; y así las excluye de la construcción colectiva del encuentro dialógico. Se ha puesto por encima del conflicto en la decisión de abortar, por fuera del dilema, sin equidistancia poliédrica posible porque nunca atravesará esa experiencia. Como juez supremo sordo y ciego, nos ha dicho que somos criminales y culpables. Bonita cultura del encuentro».
Esto es un fragmento de mi columna dominical del 2 de junio publicada en Perfil. Para leerla completa hagan clic aquí