Grieta sindical y mujeres públicas*
Lo que no se discute es el poder macho del sindicalismo, su poca sutileza en las maneras de la concentración y negociación, su trocar derechos por mantener privilegios. Comparten también con nuestros representantes políticos la nula disposición a revisar sus hegemonías patriarcales y considerar la obligación legal de adoptar medidas que hagan más diverso ese universo donde se entienden con gestos, miradas y presupuestos. Imaginemos otro sindicalismo, imaginemos otras formas de trabajo y distribución, imaginemos otras formas de negociación y otras interlocuciones, imaginemos otros diálogos: bueno, las mujeres trabajadoras merecemos estar allí.
*Extracto de mi columna dominical en Perfil como defensora de Género. Pueden leerla completa acá.