Corrupción, violencia, poder y cambio cultural*
«La visibilidad masiva de la demanda feminista es el fenómeno político del año: la impactante marcha #NiUnaMenos (que denuncia desde la violencia y los femicidios hasta la brecha salarial); los Encuentros Nacionales de Mujeres (el último se declaró Plurinacional y marchó por los travesticidios, ampliando a la vez el espacio político-cultural y de identidades); las jóvenes con sus estallidos en las redes denunciando los abusos en el mundo del rock, en las escuelas y en las universidades con el #NoNosCallamosMas; la sororidad (palabra que acaba de ser aceptada por la RAE) del #YoSiTeCreoHermana que marca el acompañamiento social del colectivo de mujeres a las denuncias de abuso. Pero el cambio cultural aún no se ha producido. Si en el Juicio a las Juntas, el Lava Jato y el Cuadernogate la Justicia como poder del Estado propició el fin de la impunidad y la vigencia del Derecho, nada de esto ocurre por ahora con la violencia hacia las mujeres, aun en sus formas más extremas. Porque no son solo los responsables individuales los que deben ser identificados y castigados.
*Esto es un extracto de mi columna dominical del 23 de diciembre pasado en Perfil. Pueden leer mi columna completa acá