autorDiana Maffía fecha20 Ago 2010 categoriaactualidad comentariosDejá tu comentario

¿Quién pone en riesgo la gobernabilidad de la Ciudad de Buenos Aires?

El día 12 de agosto tuvimos una larguísima sesión en la Legislatura, donde se discutió la conformación de una Comisión Investigadora luego de que fuera rechazada la propuesta de juicio político solicitada por el bloque oficialista. En el curso del debate, la iniciativa fue calificada por el PRO como “comisión fusiladora”, “comisión lijadora” y otros abusos verbales por el estilo. Pasada la una de la mañana se dio el siguiente diálogo registrado textualmente de la versión taquigráfica:

Sr. Ritondo.- Pido la palabra.

Señor presidente: visto como está conformada la cosa, podrían redactar algo así: “La comisión inquisidora expresará las conclusiones a la carrera mediante el dictado de un informe definitivo de la oposición, cuyo resultado será el juicio político abreviado al Jefe de Gobierno y lo remplazará un diputado de la oposición”. (Aplausos.)

 (…)

Sra. Maffía.- Señor presidente: creo que ya hemos acordado la redacción y que podríamos votar.

En esta expresión ingeniosa que va adquiriendo la victimización a medida que pasa la media noche, simplemente quiero decir que es probable que al Jefe de Gobierno lo tenga que reemplazar un diputado o una diputada de la oposición, dada la acefalía en la que el PRO dejó a la Ciudad cuando rifó a la Vicejefa de Gobierno.

 (…)

Sr. Ritondo.- Señor presidente: si suponía que había personas que no podían ponerse betún en la cara, una de ellas era la diputada Maffía. Discúlpeme. La verdad es que me sorprendió su declaración. No solamente tienen la idea de echar al Jefe de Gobierno, sino también que asuma alguien de la oposición. Es vergonzoso, señor presidente. Esto confirma lo que estoy diciendo: se está tramando un golpe de Estado.

 

En los días subsiguientes, el diputado Ritondo me tildó de “carapintada”, y en el colmo de la mala fe, el jefe de gabinete Rodríguez Larreta cita incorrectamente mi intervención sugiriendo que demuestra la voluntad de destituir a Macri por parte de la oposición.

Tal vez, Rodríguez Larreta ignora que la ley 305 de la Ciudad de Buenos Aires dice “En caso de ausencia o imposibilidad temporaria y simultánea del Jefe/a y del Vicejefe/a de Gobierno, el Poder Ejecutivo es desempeñado por el Vicepresidente/a Primero/a de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, y sucesivamente por el/la Vicepresidente/a Segundo/a y Vicepresidente/a Tercero/a”. Pasados los 120 días, la Legislatura elige entre sus miembros a la persona que pasa a ejercer la Jefatura del Gobierno con carácter transitorio.

Mi comentario fue una explicitacion de las consecuencias legales de haber dejado la Ciudad de Buenos Aires sin Vicejefatura de Gobierno, cuando Gabriela Michetti renunció para asumir como diputada nacional. Cualquiera de lxs 60 diputadxs puede reemplazar a Macri.

Esas consecuencias son responsabilidad del oficialismo, no de la oposición.

Es desafortunado que la ciudad sea sólo un trampolín para otras apetencias políticas para algunas personas, o una segunda opción cuando no dan los números en las encuestas. Necesitamos gobernantes comprometidxs con las funciones que asumen, concentrados en el distrito que está bajo su responsabilidad. Hoy mismo el Jefe de Gobierno se encuentra de recorrida de campaña fuera de la jurisdicción que se supone gobierna, como si en la Ciudad de Buenos Aires nada requiriera su presencia y su atención.

No expreso ninguna vocación golpista, sino que soy muy consciente de la crisis de gobernabilidad que está atravesando la Ciudad. Dos procesamientos judiciales que se agravarían si se encontrara vinculación entre ellos (la causa de escuchas ilegales, y la causa por irregularidades en la concesión de mobiliario urbano), podrían dejarnos sin Jefe de Gobierno. Y si así fuera, la Legislatura deberá tomar la decisión sobre la persona en la que debe recaer la finalización del mandato.

Es al menos constitucionalmente posible que esa responsabilidad recaiga en cualquiera de los 60 diputadxs que hoy ocupamos las bancas. No es una actitud destituyente, es una situación crítica consecuencia de las acciones y omisiones del Jefe de Gobierno y su fuerza política.

Tal vez no ocurra y se complete el mandato hasta el 10 de diciembre de 2011 como estaba previsto. Pero en cualquier caso, qué bueno sería tener en la jefatura de gobierno alguien con verdadera pasión porteña, que considerara la ciudad una meta política y no un escalón, que estuviera a la altura de su investidura, que reconociera las consecuencias de sus acciones y las evaluara antes de tomar decisiones frívolas, que encarara el diálogo político sin bajezas y tuviera un equipo consustanciado con el extraordinario marco republicano de nuestra Constitución.

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