2008/05/14 Clarín – Si algo no se nombra, seguro que no existe

El Gobierno hace recordar, con el tema de la inflación, un poema de Lewis Carroll, en el que las palabras tienen más importancia que la realidad.

Por: Diana Maffía
Fuente: LEGISLADORA DE LA CIUDAD, BLOQUE COALICION CIVICA En un poema de Lewis Carroll llamado «La caza del snark», un barco conducido por un capitán algo delirante y una tripulación poco experta desembarca en tierras de snarks (criaturas inverosímiles, mitad tiburones y mitad serpientes).

El poema comienza así: «‘¡Excelente lugar para el snark!’ exclamó el capitán, / a la vez que desembarcaba con sumo cuidado a su tripulación; / ensortijando los cabellos de cada marinero en su dedo / les ponía fuera del alcance de las olas. / ‘¡Excelente lugar para el snark!’, repitió, / como si esta sola frase debiera estimular a la tripulación. / ‘¡Excelente lugar para el snark!’, y lo digo por tercera vez. / Recordad, todo lo que os diga tres veces es siempre verdad».

Nos da así Carroll la clave de una noción de verdad basada en la redundancia.

Cada vez que algo sea triplemente afirmado, bastará para aceptarlo con confianza como verdadero.

Claro, verdadero para la tripulación. Nada sabemos de los criterios del capitán, aquellos que le sirven para encontrar las certezas que luego enunciará tres veces. Entre los sinsentidos y arbitrariedades que deliciosamente desgrana Carroll está la eterna arbitrariedad del poder. Redundancia y poder, en esto consiste la verdad del capitán.

En estos días de cambio en el Ministerio de Economía he recordado los versos que reproduzco. Pareciera que nuestro gobierno nacional tiene una extraordinaria confianza en el lenguaje.

Si algo no se nombra, podemos considerar que no existe. Si lo nombramos tres veces, será verdad.

No nombremos la inflación y desaparecerá de nuestras vidas. Dejemos que Moreno nos repita tres veces los índices que inventa para el INDEC cada mes y un futuro de estabilidad nos espera. La canasta alimentaria lleva atados los índices de indigencia y de pobreza. Si sube la canasta, suben los indicadores del aumento en la pauperización de la población. Pero si no hablamos de inflación, produciremos un magnetismo que mantendrá la canasta suspendida, y hasta quizá la hagamos levitar pero a la inversa. Sólo basta decirlo tres veces. Y el poder, claro, el poder…

http://www.clarin.com/diario/2008/05/14/opinion/o-02715.htm

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