03/30 – Un lavadero, un prostíbulo

En campaña, con inesperada franqueza y fuera de cámara, Macri comentó riéndose que le gustaría decirle a Pino Solanas que al Pro le gusta poner un lavadero y un prostíbulo. Lo que no sabíamos era que el lavadero era de legajos, y el prostíbulo lo regenteaba un comisario de la Federal transplantado bajo el ala del Fino Palacios a la Metropolitana.
El Vicepresidente 1º de la legislatura, Oscar Moscariello, entró al recinto y contó los diputados. Consideró que no habiendo quórum la sesión había fracasado. Pero los diputados y diputadas estaban llegando, dando su presente, hasta llegar a 31. Entonces Moscariello se retiró dejando la presidencia a Oscar Raffo y dejando nuevamente sin quórum la sesión. Una nueva presencia hizo que Moscariello volviera a presidir y entonces el diputado Epsztein pidió que se vote la interpelación a Burzaco sin debate. Ruanova negociaba con Ritondo que se hiciera una reunión conjunta de Seguridad y Derechos Humanos y concurriera el Jefe de la Policía Metropolitana. Los diputados del Pro comenzaron a llenar las bancas, y así al votar no alcanzaron los dos tercios de los presentes. Desconcertante fin de la sesión.
Pretendíamos convocar al Jefe de la Policía Metropolitana, Eugenio Burzaco, luego de conocerse públicamente que varios integrantes de la fuerza policial tienen causas pendientes en la Justicia. El Ministro Montenegro reconoció que la Federal era quien finalmente decidía quiénes pasaban a la Porteña y quiénes no (mediante el mecanismo de no permitir el pase de algunos efectivos), ahora sabemos por qué. Cuando las redes corruptas comienzan a tener dificultades dentro de la fuerza, por acumulación de sumarios y denuncias penales, les lavan los legajos y los mandan a atender el negocio en otra parte.
Mientras tanto, Macri agita su política represiva con los trapitos, amenaza castrar a los violadores y mete miedo con la protesta social. El problema no es quienes violan la ley, porque las leyes que determinan los delitos existen, el problema es la falta de control y en manos de quiénes ha puesto el gobierno del Pro la seguridad pública. Eso sí que mete miedo.

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