2008/03/27 Sesión Especial: «Es penoso que en momentos tan graves se haya optado por el silencio y la ausencia»

 En el día de la fecha se  convocó a una sesión especial de la Legislatura en conmemoración por el 24 de marzo como «Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia». La sesión fue levantada una hora después por falta de quórum. Tratándose de una sesión especial, debió ser solicitada por al menos 20 diputados. En el recinto estábamos presentes Gabriela Alegre, Eduardo Epszteyn (Diálogo por Buenos Aires), Oscar Moscariello (PRO), Patricia Walsh (Nueva Izquierda) y yo.

La falta de voluntad política para procurar un análisis necesario y plural sobre la dictadura, los derechos humanos, y las paradojas de una violencia genocida que comenzó antes del 24 de marzo de 1976 y que fue servil a un proyecto económico cuyos beneficiarios continúan protegidos por políticas de estado y cuyas víctimas sistemáticas siguen cayendo de la línea de pobreza a la de indigencia, está basada en la negativa de los máximos responsables de nuestro gobierno a confrontar su discurso con la realidad. Una ilustración de las contradicciones del presente puede ilustrarse con el homenaje al hijo desaparecido de Nora Cortiñas en las puertas del Indec.

Esta semana, en el Congreso Nacional, asistimos a una doble vergüenza: la diputada Marcela Rodríguez presentó un proyecto de nulidad del indulto, y el kirchnerismo no le dio quórum. Si de desaparecidos se trata,  hace años que el movimiento de mujeres reclama por una ley federal que permita luchar contra la trata de personas, por la  aparición de más de 500 mujeres secuestradas y abusadas por el negocio de la explotación de la prostitución que involucra a funcionarios y policías. Frente a la ley de la diputada Fernanda Gil Lozano, el kirchnerismo impuso con su número el proyecto de la diputada Vilma Ibarra, que encubre a los traficantes, no incauta los bienes y presume el consentimiento de las víctimas con su propia esclavitud sexual, generando un doble discurso de legalidad e impunidad.

La actualidad de un debate sobre los derechos humanos tiene hechos recientes como la desaparición de Julio López, el asesinato de Carlos Fuentealba, el pobre y disperso desempeño de la justicia que sólo logró la condena de Miguel Etchecolatz y Christian Von Wernich, el asesinato de Héctor Febres que puso en evidencia las condiciones arbitrarias de privilegio en la detención de los miembros de las fuerzas armadas, la represión de las demandas sociales. Pero sobre todo tiene actualidad en la decisión de qué sociedad queremos ser. Una sociedad marcada por la diferencia y la resolución violenta de los conflictos, ideológicamente hegemónica y donde la voluntad política impera sobre la ley; o una sociedad que tome la decisión de iniciar un diálogo participativo y plural donde la política sea receptiva a las demandas sociales y tenga el límite del marco legal y las formas republicanas.

Los legisladores tenemos en este momento una enorme responsabilidad, por expresar en nuestras voces las múltiples representaciones de la sociedad. Es penoso que en momentos tan graves se haya optado por el silencio y por la ausencia.

Jueves 27 de marzo de 2008, Ciudad Autónoma de Buenos

 

Ver: ni diálogo ni debate, finalmente hoy no sesionamos

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