2008/10/15 – Lemus, parte II: Los cuestionamientos de la oposición

La continuación de la presentación de Jorge Lemus, ministro de Salud macrista, frente a la Comisión de Salud tras las acusaciones de Kravetz. Las preguntas de los legisladores de la oposición alumbraron nuevos temas de conflicto y llevaron a una discusión cada vez más fogueada.

Por Martín Mérola

Continúa la presentación del ministro de Salud porteño, Jorge Lemus, ante la Comisión de Salud de la Legislatura porteña. Tras las duras palabras y pedidos de renuncia cruzados entre Lemus y el diputado K Diego Kravetz, tocó el turno de preguntar a otros legisladores. La primera en recibir el micrófono fue Diana Maffía, del bloque de la Coalición Cívica.

Cuestionado sobre el sistema de centralización de compra de insumos hospitalarios, Lemus explicó junto a sus asesores que para fin de año solo el 30 por ciento de las compras se habrá realizado con su implementación. También se aclaró que en el año 2009, se planea modificar esta cantidad en función de una compra más eficiente con sistema central más fluido.

«Actualmente privilegiamos la entrega en tiempo y forma en vez de la centralización», reconoció el bando del ministro, provocando la reacción del legislador Aníbal Ibarra. Éste preguntó a quien quisiera escucharlo cual era entonces el fin de la descentralización. Luego, bajo este mismo argumento, invitaría al ministro a «reconocer el error».

En el turno de Verónica Gómez, del partido socialista, surgió la polémica por el nombramiento de los directores de hospitales interinos, los cuales ocupan su cargo, elegidos por una junta asesora, hasta tanto no se llame a concurso. Asimismo, revivió el tema del sistema de insumos planteando dudas sobre el rol del Hospital Italiano que fueron desestimadas por el funcionario.

Gómez afirmó que la junta no presentaba ningún resguardo de legalidad ya que eran sus miembros, y no los directores directamente, los «elegidos a dedos». Ibarra intervino nuevamente para acusar al Ejecutivo porteño de realizar una maniobra encubridora mediante un «concurso trucho».

Para finalizar, la diputada acusó que para la elaboración del proyecto para el Hospital Rivadavia no se había consultado a quienes allí trabajan. Esta acusación fue refutada nuevamente por Lemus, quien invitó a Gómez a leer el proyecto, el cual estaría basado totalmente en el sugerido por éstos trabajadores.

La indignación estalló en la sala al saberse que no habría discusión sobre los tópicos relativos a la salud mental, constantemente recordados por los legisladores. La presidenta de la Comisión, Lidia Saya, explicó que esto se debía a que el lunes 27 de octubre estaría estipulada una reunión de 2 horas con el ministro para ese tema en particular.

También hubo gritos cuando se mencionó la situación laboral de los concurrentes y residentes. En cuanto a los primeros se dijo que su situación dependía de la legislación, por lo que escapaba a las atribuciones del Ejecutivo, mientras que acerca de los residentes se informó que sólo 110 de ellos aún no habían cobrado por «no cumplir con los pasos en fecha y forma». Más adelante, Maffía debió levantarse para calmar los ánimos de algunos de los presentes.

Durante su turno, la legisladora Liliana Parada se refirió a la «conflictividad de los temas de salud, donde se dice una cosa y se hace otra». Tras nuevas quejas sobre los insumos, pidió que se respondiera por escrito a sus preguntas sobre Salud Mental. Lemus, por su parte, aprovechó la oportunidad para aclarar que «no se cerrará ningún taller» relativo a esa área.

Gabriela Alegre inició su exposición criticando el que no se hubieran concedido 30 minutos para escuchar las palabras del público. Luego, derivó sus críticas hacia las denuncias por discriminación en la atención a personas sin residencia en la ciudad. «No debería haber pacientes que sean rechazados por su lugar de residencia» fue la respuesta gemela de Lemus.

Sólo después de aclararle al PRO Fernando Ocampo que simplemente por haberse sentado en la ronda no significaba que le pudiera garronear el turno, Juan Cabandié inició una larga presentación, más inclinada a lo emotivo que las anteriores. El relato de sus visitas por los hospitales Argerich y Rivadavia y de las falencias que allí observó le valió numerosos aplausos del público, aunque luego chocó en varias oportunidades con los datos oficiales que esgrimía el Ministerio, provenientes de una funcionaria que ejerce su función «desde hace dos millones de años».

Pero el choque más duro se inició tras la mención del ex director del Argerich, Donato Spaccavento, quien fuera removido de su puesto por no cumplir con dos de los requisitos. Con ironía, Cabandié afirmó que sí había cargos políticos entre los directores, pero que era ese el caso de Lemus, no de Spaccavento, cuyo currículum aseguró que estaba en regla.

Ante la acusación del diputado de que Lemus tampoco cumpliría con uno de los requisitos, el ministro reaccionó violentamente. «¡Mentira!», gritó desde el lado opuesto de la mesa, calmándose sólo después de que se aclarara el malentendido. «Usted nunca fue director por concurso», explicó el diputado K.

Cuando finalmente se informó que el cargo por concurso exigido no era necesariamente el de director, Cabandié movió su crítica a los demás directores designados, cuestionando que todos ellos estuvieran en regla. Lemus había afirmado anteriormente que pediría la renuncia a los demás directores que no cumplieran con los requisitos necesarios para ocupar el cargo.

Finalmente tocó el turno a Aníbal Ibarra, quien fiel a su estilo hizo uso de su retórica para presentar todos los cuestionamientos contra el ministro, su gestión y el Ejecutivo local en general. Las advertencias de Saya de nada sirvieron, los aplausos del público foguearon su discurso, que lo llevó a afirmar que el problema central se hallaba en que «hay una transferencia de recursos del sector público al privado».

Como ejemplo citó el caso de los hospitales Borda y Moyano, alegando que desde el Gobierno «se enamoraron de una maqueta hasta que ven que tienen que pagar». «Y la gente queda en el medio de esa improvisación», había afirmado Graciela Alegre minutos antes.

Una nueva discusión se disparó cuando se retomó el tema de los convenios con universidades privadas para la utilización de los hospitales públicos. Una vez más desde el Ministerio se acusó una falta de legislación para regular correctamente la distribución de los recursos entre universidades públicas y privadas, e incluso se buscó defender la igualdad de ambas en el acceso a la educación.

Allí apareció Maffía, vitoreada por los universitarios presentes. Ella sostuvo la teoría de Ibarra sobre la transferencia de recursos y acusó a las privadas de excederse del «canon permitido». «Hay que dar prioridad a la universidad pública, si en los hospitales públicos hubiera más lugares que los necesitados por ésta que vengan los de la privada», concluyó.

Los hombres de Lemus respondieron que hasta tanto no hubiera legislación «el ejecutivo lo único que puede hacer es garantizar un espacio para el sector público. Estamos del mismo lado que ustedes». «¡No es verdad!», comenzó a gritar una estudiante desde el fondo. El clima había vuelto a la tensión provocada antes por las acusaciones de Kravetz, hasta que recibió el micrófono el diputado Oscar Zago, el primer PRO en tomar la palabra, quien desvió la discusión hacia los problemas de equipamiento y los tomógrafos italianos.

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