2008/01/28 La Nación: Es bueno para la democracia

http://www.lanacion.com.ar/politica/nota.asp?nota_id=982458

Por Diana Maffía
Para LA NACION

Si comparamos la participación actual de las mujeres en política, ya sea con décadas anteriores de la Argentina o con países de la región sin legislaciones específicas que la garanticen, vemos cuánto le debemos a esa medida de discriminación positiva y tan discutida que fue la ley de cupo.

En los últimos quince años, notablemente los cuerpos de las mujeres estuvieron no sólo ocupando los espacios de poder y decisión, sino explicitando la forma en que la ciudadanía se encarna en nosotras. Y así se legisló sobre temas que no habían ocupado antes la agenda, como derechos reproductivos, violencia, parto humanizado, acoso sexual, embarazos incompatibles con la vida, ligadura de trompas, delitos contra la integridad, y hay proyectos pendientes como el de trata y tráfico de mujeres para prostitución.

El cupo es una oportunidad, pero se trata de una medida provisional y de ningún modo es la solución. No obstante, estamos lejos de que funcione como lo que es: un piso, y no un techo para la participación. Debemos todavía enfrentar muchos desafíos culturales y de intereses para alcanzar la paridad.

Por otra parte, debemos estar muy atentas a la calidad del cupo. Esto significa que quienes ocupan una banca o un ministerio verdaderamente se comprometan con la situación de las mujeres, y que también podamos garantizar diversidad en ese espacio.

Una preocupación adicional es evitar la malversación del cupo que han aprendido a hacer los poderes instituidos. Desde condicionar los espacios para mujeres que garanticen la preservación del poder de los dirigentes varones hasta exigirles a las mujeres que renuncien a su banca a favor del candidato varón que las sigue en la lista, muchas mujeres políticas pueden testimoniar las dificultades que atraviesan con demasiada frecuencia.

Que haya más mujeres en política es bueno para nosotras y es bueno para la democracia. Se trata de mejorar las oportunidades, ofrecer perspectivas valiosas en la construcción de una ciudadanía que garantice el ejercicio de todos los derechos para todas las personas, y establecer relaciones de reciprocidad y cooperación donde quiera que en la sociedad persistan formas de opresión, sobre todo si pretenden fundarse en las naturalezas diversas de los cuerpos.

La autora es doctora en Filosofía (UBA) y legisladora de la Ciudad de Buenos Aires

Ley de cupos, clave del cambio

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