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octubre de 2016

Crímenes de género: del femicidio al travesticidio/transfemicidio. UNMdP

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Reunión cumbre, Giberti-Barrancos-Maffía en Las/12

Comparto con ustedes la entrevista publicada en el suplemento Las/12 de la edicion de Página/12 del día 28 de octubre de 2016.

Reunión cumbre

Eva Giberti, Dora Barrancos y Diana Maffía ganaron el premio Konex a la trayectoria en estudios de género y son tres feministas pioneras en Argentina. Eva Giberti, además, recibirá el premio de platino a mitad de noviembre. Sin sentarse en los laureles más que merecidos, las tres analizan, desde diferentes miradas pero con complicidad y sabiduría, el paro y movilización del 19 de octubre y festejan feminismos plurales y jóvenes que enredados con otras generaciones hicieron oír un grito poderoso frente a la crueldad de la violencia machista y también frente al contexto de crisis.

Por Luciana Peker

Foto: Constanza Niscovolos

El río se vuelve horizonte. Y tres mujeres miran. Las tres son parte de una historia pensada, accionada y caminada, por ellas y, una vez más, pero como nunca antes, el 19 de octubre, por miles de mujeres protagonistas de una revolución de las mujeres que se expande desde la Argentina al mundo. Se mixturan como las flores rojas y blancas que pueblan el balcón y el living, sin fronteras ni aires que no sean libres, con sus cuerpos que no se rinden a las rodillas dolidas o a los años que solo las potencian. Son diversas y diversamente se encuentran y se debaten, se discuten y se iluminan. Se agarran del brazo, se escuchan, conversan y miran, como al balcón, el pasado para señalar las idas y vueltas de la historia y un feminismo que alumbra un futuro plural y decidido.

Eva Giberti, Dora Barrancos y Diana Maffía ganaron el Premio Konex que, por primera vez, en el 2016, después de treinta y siete años de recorrido, contempló la disciplina Estudios de Género. Las tres no son solo académicas o investigadoras, sino que pusieron el cuerpo en la actividad pública, en la política y en las miles de marchas que mostraron que la ola feminista es una marea de mujeres dispuestas a parar de pie la violencia, llueve o truene. Las tres rescatan la fuerza de los feminismos plurales y la vitalidad de las jóvenes en el protagonismo político del feminismo a partir del fenómeno colectivo de Ni Una Menos y los masivos Encuentros de Mujeres.

Diana Maffía es doctora en Filosofìa, directora del Centro Cultural Tierra Violeta y del Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires. Dora Barrancos es socióloga, historiadora y directora del CONICET en representación de las Ciencias Sociales y Humanas. Eva Giberti es doctora en Psicología y coordinadora del Programa Las víctimas contra las violencias, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.

Eva Giberti tiene 87 años, Dora Barrancos 77 y Diana Maffía 63. A cada una la envuelve una década y entre las tres tejen lazos que no tienen fecha de vencimiento. Son protagonistas activas de un pasado que se volvió fulgor y que es un trayecto rebelde y renovado. Desde sus miradas en común y divergentes observan la situación de la violencia de género en la Argentina de hoy y de un feminismo más vivo que nunca antes.

-No son mujeres de luto, son mujeres que gritan. La cosa pasa por el grito -señala Eva, que se convierte en anfitriona de tazas de porcelana y ronda de convites para una vida de mujeres libres, sin tiempos ni silencios u ostracismos. La charla comienza con una ronda de té y termina cuando el atardecer ilumina, desde la ventana, a los unicornios que colecciona como un símbolo de libertad desde su infancia hasta ahora en que su edad lo único que define es a una pluralidad de mujeres sin límites.

¿Cómo se convive con un país donde hay 60 por ciento de becarixs en el CONICET y una descalificación al debate sobre necesidad de paridad diciendo que las mujeres tienen que demostrar capacidad para ocupar lugares?

Diana Maffía: En Argentina se organizó un Congreso de Biología donde solo exponían varones cuando es una carrera con sesenta por ciento de mujeres. Visualicemos donde buscamos la capacidad. ¿Quiénes son sujeto de diálogo? No pasa en la Universidad algo diferente que lo que pasa en otros lugares. Pensemos que cuando hacíamos la marcha, bajo la lluvia, con un hartazgo a partir de un femicidio tan salvaje que no podìamos esperar al próximo 3 de junio pidiendo que no nos maten, en la Casa de Gobierno había una reunión con empresarios, sindicalistas y funcionarios en la que mandaron a hacer, especialmente, una mesa rendonda. (Mauricio) Macri dijo “para que todos nos veamos”. Entonces mientras los varones discuten cómo se va a invertir y distribuir la riqueza en esa mesa redonda nosotras tenemos que salir a la calle para que no nos vean y no nos maten. Es terrible la desproporciòn de ciudadanía. Y esto ha ocurrido simultáneamente. Nosotras tenemos que salir de nuestras casas para que no nos maten. Hay un escenario donde las mujeres tenemos que convertir esa demanda en exigencias muy concretas y en control de polìticas y estos señores tienen que darse cuenta que no están todos si no estamos nosotras.

¿Qué implica que la respuesta a Ni Una Menos sea “nadie menos”?

Eva Giberti: El feminismo es cambiar al mundo y eso es lo que hay que cambiar. Cuando se dice todos, eso tiene que ser todos y todas y no hay que dejar afuera a las personas trans que estaban también en la marcha con un papel visible. Estamos viendo el proyecto constantemente en la radio y televisión. Ahora la cosa es que hay que decir “Ni uno Menos, también para los varones, o “Nadie menos”, y no están pensando en los trans. Esto es el contraproyecto. Pero nos tiene que alegrar. Esto determina que las compañeras vayan a la televisión y la radio. Las escucho con énfasis y potencia tratando de convencer al interlocutor para que comprendan el fenómeno. Es necesario que vayan a la televisión, pero quisiera desesperanzarlas de la idea utópica de que van a lograr convencer a los conductores. Ellos son el muro. Son representativos de una formidable porción de la sociedad y de una mentalidad.

¿El feminismo no tiene que ser más popular y llegar a la televisión?

Eva: La televisión da lugar para mostrar que no nos excluyen

Dora Barrancos: Es un acto muestral.

Diana: Y, muchas veces, para quedarse con la última palabra. Es muy común en la radio que cortan y se quedan refutándote sin darte la posibilidad de contestar. Es muy desleal la comunicación.

Eva: Yo escucho mucha radio y me llama la atención cómo tratan los conductores a las mujeres con las que trabajan. “¡Qué bonita se vino hoy! ¡Se ha venido con un escote que nos ha dejado conmovidos”

Diana: Y la minifalda..

Eva: Todavía nos falta que haya mujeres alertadas que podrían reaccionar y no levantarse a servir el café. ¿La mujer dice “Qué bien el pantaloncito apretado que te trajiste, cómo te marca todo lo que tenés!”? Eso sería lo verdaderamente desfachatado… En mis años de juventud, a un señor galante, yo le decía: “Usted es un buenmozón, mire qué perfil que tiene, parece un romano”.

Eso ahora se llama autodefensa, fuiste una precursora Eva (risas).

Eva: Tengo indignación que a la gente que escucha la radio le pasan por delante violencia y discriminaciones de género de forma permanente.

¿Qué quiere decir la idea de un contraproyecto a la salida a la calle de las mujeres?

Eva: La aparición de estos sujetos que están contra el proyecto de la marcha. Un contraproyecto a la marcha con la idea de que la marcha no sirve para nada o que pregunta “¿Qué quieren las mujeres?” o que alegan “A los hombres también nos matan”.

Diana: Dicen “Se está silenciando que hay más varones asesinados que mujeres”. Efectivamente, mueren más varones que mujeres.

Dora: ¡Pero no por ser varones!

Diana: Están disputando privilegios entre sí: poder, propiedad privada. Pero en los asesinatos de mujeres no se dan esos contextos. No estamos disputando cantidad de muertes, sino contextos y evitabilidad de muertes. Pedimos que el Estado genere condiciones de igualdad para que las mujeres no estén desprotegidas ni entregadas a situaciones violentas.

¿Cómo influye la resistencia machista de los medios?

Dora: Lo mediático es un problema hoy en día. Antiguamente la opinión pública -que viene de público y prensa escrita- no tenía la fuerza que tiene hoy que está concentrado desde el punto de vista patriarcal. De ahí viene la incorrección permanente. Se ha sustituido crimen pasional por femicidio. Pero siempre hay un dispositivo respecto de algunas muertas de menguar la situación brutal por procedimientos denostativos que sugieren que la chica estaba vestida, como el caso de Melina (Romero) que fue paradigmático. Creo que de esto se sale. Pero hay una colonización. Estamos en una democracia disuasiva de la opinión diferente. Yo estoy bastante optimista a pesar de la penumbra.

¿Cómo observan el fenómenos de marchas tan multitudinarias en las convocatorias de Ni Una Menos y del Encuentro de Mujeres?

Dora: El Ni Una Menos es un movimiento que se proyecta por el mundo. Haber hecho una huelga que antes era solo sexual es un fenómeno y un momento muy excepcional. Los sentimientos feministas, si hubieran estado tan empáticamente forjados, lograrían que el mundo esté patas para arriba.

Diana: Para algo excepcional podemos estar acompañadas. Pero hay que trabajar mucho para tener coherencia. La marcha no fue uniforme, sino muy diversa y en los poquitos días de organización se discutió si los varones van o no van y si nos vestimos de negro.

Dora: Qué absurdo discutir si los varones van…

Diana: No es tan absurdo…

¿Qué piensan de la participación de los varones en los reclamos de las mujeres?

Dora: Los grandes congresos de fines del siglo diecinueve tenían muchos varones. Recuerdo en un Encuentro Feminista que no la dejaron entrar a Lohana Berkins.

Eva: Diana cuando estuvo (como Defensora adjunta) en la Defensoría del Pueblo hizo mucho por los derechos humanos de las travestis e hizo el primer censo de travestis en Buenos Aires. Hay que recordarlo y ponerlo en la memoria.

Diana: No se me hubiera ocurrido sola sin Lohana Berkins. También peleó mucho en los Encuentros Mabel Bellucci.

Eva: Lohana fue la musa inspiradora.

¿La violencia machista es la de siempre pero ahora hay aún mayor reacción o la violencia machista se recrudeció?

Eva: La crueldad masculina se ha incrementado en un nivel pavoroso. Los informes que yo leo todos los días en el Programa Las víctimas contra las violencias, son terribles. Realmente estamos viendo crueldades que no habíamos visto en el 2006 cuando empezamos. Ya no es la amenaza “te voy a quemar viva”, ahora la queman. Las echan de la casa y los hombres se quedan en la casa.

¿Qué pasa con las violaciones colectivas que aparecen en relatos de las jóvenes con mayor presencia que antes?

Eva: Aparecen desde la escuela adolescentes violando en banda a sus compañeras. Es la histórica violación en banda, pero que no era habitual hace unos años. El nivel de crueldad, porque no hay otra palabra, aumentó: golpear a la mujer ya no alcanza. Hay que lastimarla de alguna otra manera. Está sistematizada la amenaza “te voy a sacar lo que más querés, que son los chicos”. De las amenazas hay que cuidarse porque después se cumplen. Es una especie de interface entre la amenaza y matarla: hay un espacio en el que hay una fase de terror de la mujer.

Dora: El terror es paralizante.

¿El femicidio de Lucía Pérez, en Mar del Plata, es emblemático de esa crueldad?

Eva: Sí, exactamente. Lucía muere de un paro cardíaco por exceso de dolor por un empalamiento. Ojo porque cada vez más recrudece la violencia.

¿Es un contraproyecto a mujeres que desean?

Eva: ¿Pero cómo se te ocurre que una mujer puede tener deseo autónomo sin que el varón te haya convocado? Tenes que esperar a ser novia avanzada o esposa.

Diana: Y que el deseo te lo genere él…

Eva: Y que no venga usado. Si ella tiene ganas es una arrastrada. El deseo de la mujer libre que quiere tener algo con un galán y lo avanza es insoportable para el varón que piensa que su pene tiene que entrar abriendo el mar. El fantasma y la fantasía identitaria es un pene erecto, cosa que no pueden siempre. Y tienen significativos fracasos de los que las mujeres con muchos años podemos hablar.

¿Qué pasa con las deudas del sistema judicial?

Diana: Las mujeres tiene todo tipo de barreras para acceder a la Justicia. En la provincia de Buenos Aires cada vez que denuncian van a un juzgado diferente. Cada juzgado tiene su propio laberinto. La idea es generar otra Justicia al 2020, según una propuesta del Ministerio de Justicia donde habría tribunales de violencia unificados en lo Civil y lo Penal que sería muy bueno. Es un cambio de paradigma muy grande. Hay que darle una porosidad a la Justicia en su relación con la comunidad. La Justicia no la hacen solamente los jueces. Las personas tienen que comprender cómo hacer valer sus derechos. El día de la marcha hubo 30 por ciento más de llamados en la Línea 144.

Eva: En la Línea 137 somos los únicos que vamos con un móvil que no está identificado, con una psicóloga y una trabajadora social y un policía de civil para defender a las trabajadoras y entrar a la casa. También puede llamar un vecino. Ya atendimos 20.425 llamados desde el 2006.

Dora: Amo a estas mujeres, pero no sabemos toda la crueldad anterior.

Diana: Con Alicia Muñiz se hizo público el tema en Argentina.

¿Dora, creés que la violencia anterior era igual de grave y no se dimensionaba?

Dora: En nuestra primera revista feminista Nosotras, de 1902, se dice qué barbaridad ha muerto una mujer pero el Código Penal ha sido muy benévolo. El Código Penal autorizaba, hasta 1921, la muerte a homicidas por dignidad del honor y daban penas mínimas. Yo me torné feminista en Brasil cuando mataron a una mujer de alta sociedad en Buzios alegando infidelidad y el defensor dijo “legítima defensa del honor”. Pero si las feministas pensamos que vamos a derrocar al patriarcado con el Código Penal en la mano estamos completamente fritas. De todos modos, el Estado tiene que hacer algo con las víctimas. Tiene un costo tremendo ir y denunciar.

Diana: Tiene que tomarlas en serio.

¿Cómo ven la renovación del feminismo que trajo Ni Una Menos y el Paro de Mujeres del 19 de octubre?

Dora: Felizmente se terminó el feminismo de capilla.

Eva: Las que sabían…

Diana: Teníamos un feminismo de CEO´S.

¿Cuál es el cambio?

Dora: Hay un derrame notable de feminismo de todos los colores. Hay una diáspora extraordinaria y el movimiento LGTBI es importantísimo, nos da otros sentidos. Yo soy optimista. El fenómeno argentino es único y de emulación hacia afuera. El paro del 19 de octubre fue impactante. Hay sectores duro de roer que sintieron el impacto. Es un gran logro político en todo el país. Se sacudió muchísima gente.

Diana: Impactó a otros países rápidamente. Y es muy prometedor que son chicas muy jóvenes.

Dora: También son muy importantes los grupos lesbofeministas. Son hechos políticos muy impactantes. Es un momento de quebranto. Hay que cuidar de no banalizar un escenario tan extraordinario. Son ritos fundamentales que no tienen que ser una vuelta en escena ni dejar colonizarse por el patriarcado.

¿El feminismo también es una respuesta política frente a la actual coyuntura?

Dora: Este es un momento de crisis donde los machos se desestructuran y van a arraciar las violencias cuando sube la tasa de desempleo, como ya vimos en los noventa. Hay que pensar un proyecto muy mejorado con equidad, equidad, equidad.

¿Qué rescatan de la marcha del 19 de octubre?

Eva: Se marchó gritando. No sirve marchar llorando.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-10976-2016-10-28.html

Entrevista: Un tema político, Página/12

Comparto con ustedes la entrevista realizada con Mariana Carbajal (Página/12) para la edición del 20 de octubre de 2016.

“Un tema político”

Por Mariana Carbajal

Imagen: Guadalupe Lombardo

“La violencia machista salvaje hizo explotar el termómetro. Estamos haciendo un ruido de hartazgo. Ahora hay que llenarlo de sentidos consensuales, en una construcción colectiva”, describió la filósofa feminista Diana Maffía, sobre el impacto del paro nacional de mujeres y las tantísimas movilizaciones que se sucedieron a lo largo del día de ayer, con epicentro multitudinario en el centro porteño, pero con réplicas en distintas ciudades del país y más allá de las fronteras, en países latinoamericanos, Estados Unidos y Europa. “Es como el cacerolazo del 2001. No era la expresión de un concepto. Era un símbolo. Hasta acá llegamos. Lo que estamos diciendo es que no damos más, no queremos que nos maten más y también decimos que si no hay una ciudadanía en clave femenina, no hay protección de nuestros derechos”, señaló Maffía, coordinadora del Observatorio de Género en la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, en una entrevista de Página/12.

Todavía resuenan los ecos de la masiva convocatoria, a pesar del día lluvioso y frío.

–¿Cómo analiza este histórico paro nacional de mujeres?

–Es una medida creativa que fue tomando forma, que no estuvo exenta de polémicas internas, por ejemplo, en relación a si los varones podían o no acompañar, o si nos vestíamos de negro o era estigmatizante desde el punto de vista racial asociar ese color con algo tan negativo como los femicidios, algunos sindicatos adhirieron, otros no. Se dio una sincronía muy llamativa: en la misma semana que 100 mil mujeres marcharon en Rosario en el Encuentro Nacional de Mujeres, se produce el horrible femicidio de Lucía, en Mar del Plata y otros cuatro más, en pocos días. Vemos, por un lado, la indefensión de las mujeres que el Estado no logra proteger y una represión brutal, en defensa de la propiedad privada, la Catedral de Rosario. Hay una sincronía que nos afecta a las mujeres, en un contexto de represión y obvia vulnerabilidad. Es paradójico que en una ciudad tomada por los narcos, que se declara impotente y pide ayuda a las fuerzas federales, reprimen a las mujeres que demandan por sus derechos, y ponen adelante a las mujeres policías, sin cascos, y los varones detrás, protegidos. Esto significa que ni siquiera protegen a las mujeres de la propia fuerza de seguridad. Es todo un símbolo.

–¿Qué nos está diciendo la convocatoria a la huelga?

–Este paro nos habla de que el problema de la violencia machista es una cuestión política, de derechos humanos, de seguridad –cuando se aborda la cuestión de la seguridad no se está poniendo énfasis en una ciudad segura para las mujeres–, de educación, porque si no se incluye la educación sexual integral desde una mirada amplia para deconstruir los estereotipos de género, prevenir los embarazos no planificados, los noviazgos violentos, no podemos pensar en #Ni Una Menos. Ocurre en el mismo día del debate de la paridad en la política en el Congreso: ahí hay otra sincronía importante. Recuerdo un grupo de médicas que hablaban de amasar las ideas. Esa imagen culinaria nos sirve para pensar este momento. Por eso resalto la pluralidad de la convocatoria y la grandeza del movimiento de mujeres para pasar por encima de las diferencias internas y del asedio de los partidos políticos para apropiarse de la consigna, y comprender esta emergencia, para poder marchar juntas, unas con otras. No hay una dueña de la convocatoria. Se permitió que cada una pudiera poner sus consignas. Pero hay algunas cosas en común, que no se discuten: que a las mujeres nos matan y que decimos basta.

–Siempre hay oportunistas que se quieren apropiar de semejante movida…

–La violencia salvaje, que se condensó en el femicidio de Lucía, hizo explotar el termómetro. Ahora todos se quieren lavar en el Jordán de la marcha. Pero vemos, por ejemplo, que los gremios no cumplen con el cupo femenino y no les dan a las mujeres la posibilidad de expresar su voz. Están transformando las comisiones de género en los sindicatos en comisiones de inclusión y ponen al frente a varones, para abordar temáticas que tienen que ver con la discapacidad, por ejemplo, que son relevantes, pero que disuelven las problemáticas que afectan específicamente a las mujeres por su condición de mujeres.

–¿Por qué cree que generó tanta discusión la forma en que los hombres podían sumarse a la huelga de mujeres?

–Hay una confusión grande. Una de las pintadas que se amplificó del Encuentro Nacional de Rosario decía “muerte al machismo”. Algunos pensaron que íbamos a salir a perseguir varones y reaccionaron equivocadamente. La idea de que un sistema de opresión es lo mismo que una persona, es una gran equivocación.

–¿A quiénes van dirigidas las demandas cuando se dice basta de femicidios?

–Al Estado como conjunto. Las demandas de las marchas de Ni Una Menos estaban dirigidas al Ejecutivo, al Poder Judicial y al Legislativo. Cuando el Estado no aplica la perspectiva de género en las políticas públicas tiene como resultado situaciones concretas de violencia hacia las mujeres. La violencia es interpersonal pero es una violencia política. Como dice el slogan feminista: lo personal es político.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-312210-2016-10-20.html